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Editorial 42

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 24 ene 2015
  • 3 Min. de lectura

La paz del Señor Jesucristo.


En algunas ocasiones me han preguntado por qué el Señor Jesucristo dijo: a nadie digáis maestro porque maestro sólo hay uno, refiriéndose muy claramente que él es el maestro y esta pregunta es sencilla de contestar pero adquiere un matiz profundo para los nuevos creyentes en la familia de Dios. El Señor Jesucristo nace como cualquier ser humano en una sociedad de un pueblo arraigado en el conocimiento de Dios, este conocimiento no te da privilegios para obedecer, antes al contrario, conociendo es cuando más desobedeces, hay un impulso interno que te dice hacer lo contrario, esto sucedió a los judíos que engañados por el enemigo de Dios se fueron alejando de los mandatos del Padre y acuñando tradiciones y cambios en la interpretación de la palabra, dándole más importancia a los ritos y costumbres que a la misma intención en aras de conocer el sentido espiritual de reconocer la voluntad de Dios.


Jesucristo crece y se desenvuelve en su niñez y en su juventud en el más sencillo desenvolvimiento que cualquier individuo, él está listo para iniciar su ministerio y cuando comienza es el preciso momento para proclamar la verdad. O sea, proclamar la nueva voluntad de Dios para el mundo y su humanidad congregada en naciones. El Verdadero, el Creador, el Dios Todopoderoso ha enviado a su Hijo Jesucristo como Salvador, le ha dado el señorío de su reino, lo ha declarado vencedor de toda hueste del enemigo de Él, le ha dado el poder para ayudar y apoyar a los necesitados y una cosa más, le ha dado el conocimiento para la vida eterna y lo ha investido de conocimiento para transmitir su enseñanza a los que han de creer sabiendo y conociendo y lo ha formado como maestro único en su tiempo para enseñar el camino, la vida y la verdad.


Jesucristo salió de Dios y ahora su nueva posición es que está sentado a su diestra, en su ministerio, reconoció que había maestros de la ley que no conocían la voluntad de Dios, que se habían apegado a la letra, olvidándose de la palabra vivificante de Dios, a los judíos les dio lo mejor del trigo, a la iglesia le dio el pan de vida; a los judíos les dio la tierra prometida, a la iglesia les dio el reino de Él en su corazón; a los judíos les dio su participación en la eternidad, a la iglesia les dará la nueva Jerusalén; a los judíos les dio la ley, a la iglesia la palabra de Jesucristo; a los judíos les dio el conocimiento de la ley por la tribu de Leví, a la iglesia les dio al maestro: el Señor Jesucristo y al Espíritu Santo.


El maestro que proviene del verdadero es Jesucristo, los maestros que se establecen en las iglesias provienen de la verdad, del único maestro que contiene la verdad pura de lo alto, para dar a conocer la palabra que nos lleva a la vida eterna, Jesucristo habló a los religiosos de su época en parábolas para que siguieran en su ignorancia y en sus cosas; a los discípulo les habló en palabras espirituales solo alcanzadas de entender por el Espíritu Santo, enseñó que la fe, es el mejor camino para iniciar el recorrido de la voluntad de Dios y el amor, la culminación de la sabiduría espiritual para el hombre. Esto es el resultado de la enseñanza que verdaderamente procede del Espíritu Santo, el Señor Jesucristo es el único maestro reconocido en toda la iglesia y por el mundo y todos los que ejercen el ministerio de la enseñanza son maestros en plural. Amén.

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