El Concilio de Jerusalén
- Cuerpo Editorial
- 24 ene 2015
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El título arriba mencionado se refiere a un hecho que no sucedió y se da por realizado por una traducción del copista al agregarlo como título de un capitulo. Lo que aconteció en realidad fue el inicio de la iglesia de Cristo. En Judea se desarrolló una corriente entre los nuevos creyentes judíos que al conocer que entre las naciones gentiles había creyentes en el Señor Jesucristo que poco conocían de las cosas de Dios, en su poco entendimiento espiritual dichos creyentes deseaban que conocieran la ley y otros aspectos que consideraban imprescindibles para estar en la voluntad de Dios e iniciaron una propagación entre los nuevos hermanos en judaizarlos si querían ser salvos y fue tan grande este movimiento que surgió una gran división entre ellos. Estamos de acuerdo que el proceso religioso crea profundas huellas en el alma y en el conocimiento entre los que practican sinceramente a servir y obedecer a Dios. Lo sé porque cuando era religioso me fue difícil adaptarme a la libertad de la iglesia y a la palabra del Señor Jesucristo, constantemente volteaba atrás, en busca de un parámetro que pudiera servir de base mi nueva condición espiritual, claro que no la había, la religión practicada en mi vida pasada era una vacía e incorrecta forma de vida a comparación del mover en la libertad de Cristo.
Como todo inicio de una organización formada por humanos habría que poner una estructura espiritual sólida para sostenerse e iniciar con estos su formación que hasta el momento sigue. Pero en el inicio ese remanente que quería volver atrás no había comprendido aun que eso estaba atrás y obsoleto, la nueva visión en Cristo es otra que volver atrás a la ley. Todavía después los siempre incompletos en el evangelio quisieron que la nueva libertad de la iglesia tendría que enfrentarse a resolver uno de los problemas que todavía después de casi dos mil años se sigue manifestando en la iglesia al judaizar en la vida de los santos para estorbar su crecimiento. Esto hizo que los apóstoles se reunieran en sabiduría para resolver estos asuntos pues ya empezaba a dividir a los creyentes, nótese que el motivo de la división no es de los apóstoles sino del pueblo creyente judío que deseaba que los nuevos creyentes de las naciones gentiles que no conocían a Dios se hicieran a los ritos y tradiciones judías como una forma de identidad con los demás religiones.
En el libro de los hechos de los apóstoles quedó registrado este suceso por el Espíritu Santo para dar a luz a las generaciones posteriores y que quedase clara la determinación de la postura de los apóstoles de la iglesia de Cristo por el Espíritu Santo, transcribiremos lo que está escrito en Hechos de los Apóstoles en el capítulo 15 sin su título:
1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. 2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. 3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. 4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. 5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. 6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. 7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. 8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; 9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. 10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. 12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. 13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. 14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, 17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, 18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. 19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, 20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. 21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.[a] 22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos; 23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. 24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, 25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. 28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. (En el blog del mes de marzo explicaremos estas abstenciones) apostólicas 30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; 31 habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación. 32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. 33 Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado. 34 Más a Silas le pareció bien el quedarse allí. 35 Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
El acto de verdad es que si se reúnen dos o más en el nombre del Señor Jesucristo él está en medio, esta promesa irradia esperanza que el conocimiento del Señor Jesús estará siempre en nosotros, los indoctos, neófitos y religiosos tienen que adaptarse a dejar lo que practican y creen o de lo contrario no avanzarán en el camino de la libertad y espiritual que nos tiene preparado el Señor Jesús.
Los judíos hasta la venida del Señor Jesucristo seguirán en la ley y en Moisés, los judíos denominados mesiánicos que han creído también deben de dejar a un lado sus tradiciones y costumbres y dejar de engañar que es necesario conocer el antiguo pacto para comprender la palabra del Señor, ahora el Espíritu Santo nos dice lo que hay que conocer de él. Los que practicaban religiones teológicas deberán dejar los dogmas aprendidos y volverse enteramente a la nueva vida en Jesucristo e integrarse verdaderamente a la iglesia del Señor.
Los que anuncian el evangelio son portadores del conocimiento del verdadero y único y sabio Dios; Padre para sus hijos por la fe en Jesucristo y la palabra del Señor Jesucristo en revelación por el Espíritu Santo y olvidarse de enseñar a Moisés y la ley.
El nuevo pacto ofrece grandes conocimientos de la fe, esperanza y amor en el cual debemos sustentar y fundamentar nuestras vidas. Amén.
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