Editorial 81

La paz y gracia del señor Jesucristo en vuestro espíritu.

El perdón es lo más elemental en los hijos de Dios, es la esencia espiritual que proviene del Padre por el Espíritu Santo, la frase “perdono y no olvido “es quizá una de las frases más hipócritas que ha inventado el hombre para desafiar la verdadera enseñanza de parte del Señor Jesucristo. El perdón es factor importante en el amor, es un ingrediente más en la conducta del deber ser de los hijos de Dios.

No se puede beber la copa del Señor y estar en pleitos, enojos, contiendas e iras, entre los hermanos en la iglesia, eso no es digno y no es de alabarse, sino el de juzgarse para admitir del error en que se ha caído, el hombre común y que no ha sido provisto del Espíritu Santo se moverá en su conducta de bien y de mal, será alimentado por la religión, por la experiencia de sus padres, por la educación recibida, por la tradición de la familia de su pareja, por su propia vivencia, por la trayectoria de su trabajo y por algunas más situaciones en el manejo del rol en el mundo en que se desenvuelva.

El hombre sabrá lo que es bueno y malo en la medida que le dé resultados su proceder, el que no hace caso y sigue sus instintos tiene un destino desastroso para él y los que lo rodean. Son los casos en que solamente la misericordia de Dios puede obrar en ellos.

A diferencia de los hijos de Dios por la fe en Jesucristo, el Señor nos ha dado de su Espíritu que more en nosotros; nos ha dado vida y en abundancia para que podamos fluir el amor que ha puesto en nosotros, nos ha dejado su palabra que contiene lo más básico para conocer su infinito amor, nos ha dado obras para que constantemente nos ejercitemos en la piedad, nos ha dejado ejemplos de hermanos que han sido modelos para imitarlos y obtener un mismo galardón, nos ha depositado la fe y esperanza para hacerlas crecer en todos los actos de nuestra vida. Y lo mejor de todo: la práctica constante del amor en el cual Jesucristo dispensó en su vida con el fin de mostrarnos la voluntad perfecta para agradar a Dios.

Si padecemos o somos afligidos y no hemos obrado en Jesucristo en alguna misión evangelizadora o no tenemos cosa de que apenarnos, es que verdaderamente es para nuestra salud de templanza y esperanza de vida regeneradora en el espíritu, pero si hemos caído en rencores y guardado en nuestro corazón enojos con algún hermano, sácalo de tu corazón y ponte de acuerdo con él para que no te venga una disciplina mayor, es el momento que requieres para volver al amor de Jesucristo.

El amor de Cristo en tu corazón es una petición que debes albergar en todos los momentos de tu vida. Amén.

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