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Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 30 nov 2015
  • 3 Min. de lectura

Aun a pesar de haber llevado a cuestas la cruz, de haber sido golpeado, injuriado, de no haber dormido, de haber sido abandonado por sus discípulos, el Señor Jesús caminaba rumbo al monte donde iba a ser crucificado, ya se ha dicho en este blog que todo esto lo padeció en la carne. El sufrimiento y el dolor eran reales, mas no eran estas calamidades su agonía sino el que se iba a separar de su Padre por causa de nuestros pecados. Aun así estando él en la carne el padecimiento de todos sus agravios lo sentía como cualquier humano. En Lucas 23:26-29 Los soldados romanos dispusieron 26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.


Cargó la cruz y de lo alto se dispuso a mitigar el gran cansancio, la ayuda en tiempos de aflicción, hay que pasar por esto si verdaderamente quieres seguir a Jesús; en Mateo 16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. El camino está trazado: solo hay que meditar si puedes con la obra al final de tus fuerzas, él está para sostenerte en lo espiritual y enviará alguien a ayudarte.


En el relato de Lucas está escrito 27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Lo que se ve es horroroso, el gran maestro para su discípulos, el hacedor de milagros para muchos, el Hijo de Dios para muy pocos, constituye un gran espectáculo a los ojos de los que te rodean, era digno de conmiseración y de lamentación su condición débil y abatida. 28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.


Jesús nuevamente profetiza la caída de Jerusalén, la ciudad del gran rey. El juicio sobre la ciudad por no haber creído y reconocido el tiempo de la venida del Salvador, ha de ser muy grave y dolorosa la destrucción que avecina el mal para la gran ciudad. Todo dolor se olvida al ver un dolor más grande y ajeno.


Alcanza a decir que es mejor no nacer en tiempos duros y bajo juicio. Los padres siempre tienen la ilusión de ver a sus hijos con la mejor bendición, porque si vieran el mal que traen jamás lo concebirían, sus palabras quedan escritas para que los hombres de las futuras generaciones conozcan la profecía de su palabra 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. 30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.


El error de matar a la vida produce la muerte y la condición de estar paupérrimamente en lo espiritual, matar lo que produce luz y esperanza, fe y amor, sabiduría y paz es ciertamente insensatez y necedad. El clero judío arrastró al pueblo al juicio de su destrucción y a su religión de de igual manera . Desierta, seca, estéril, desgastada, quedó Jerusalén ver el blog anterior (Jerusalén Jerusalén).


¿En el seco, qué no se hará? ¿A quién o qué se refiere en esta alusión del Señor Jesucristo? ¿A los discípulos que habrían de seguir el camino del Señor Jesucristo o está hablando de los hombres malos que entorpecen la labor de Dios para salvar al hombre?


Ciertamente se refiere a la religión judaica que pagó muy cara su afrenta de no obedecer a Dios y desviarse de su propósito, casi veinte siglos de sufrimiento y padecimiento de un pueblo escogido para alabar a su Dios.


Iglesia: ¡Vuélvete a la palabra de Jesucristo! Amén.


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