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Amor en la verdad

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 2 ene 2016
  • 5 Min. de lectura

Al leer la tercera carta del apóstol Juan queda en evidencia el espíritu del que hemos sido provistos por nuestro Padre, al tener la conducción de su espíritu en la manifestación de un afecto fraternal que se traduce en el amor en el cual Dios quiere que vivamos.


El mundo ha hecho creer que en las épocas decembrinas es un periodo en donde la humanidad se dispense de un amor artificial entre los que conviven, esta superficialidad no ahonda en el espíritu humano y solo se concreta a vivir una tregua pasajera y que pronto se volverá a la cotidiano de seguir cada quien en un egoísmo y vanidad.


La iglesia reconoce este espíritu llamado navideño en el cual solamente hace una farsa del amor en el cual debe de vivir la iglesia de Jesucristo en toda la tierra para testimonio de que Dios es en nosotros, por nosotros y con nosotros. La lectura de esta carta de Juan debemos guardarla en nuestro corazón y la transcribiré íntegramente para mostrar cómo debemos sentir la práctica del amor fraternal.


3 Juan 1 1 El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. 2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. 4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad. 5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, 6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. 7 Porque ellos salieron por amor del nombre de Él, sin aceptar nada de los gentiles. 8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad. 9 Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. 10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia. 11 Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. 12 Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero. 13 Yo tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con tinta y pluma, 14 porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara. 15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada uno en particular.


El amor que sentimos para los hermanos es que descansamos en la verdad que nos ha sido dispensada por la misericordia de nuestro Padre que nos escogió para vivir en su espíritu en este mundo. El apóstol Juan desea al igual que cada uno de nosotros en nuestros tiempos que los hermanos sean prosperados en todo y que se gocen en salud. Andando así el testimonio se engrandece como lo fue el de reconocer a Gayo como un digno exponente del cuerpo de Cristo.


Y es que Gayo se dio a conocer tanto a creyentes como a los incrédulos, a pesar de que este testimonio se ha guardado dos mil años, son pocos los que siguen su ejemplo y modelo


Gayo brindaba su servicio todos los días de su vida por que la bondad del Espíritu Santo es inagotable, las obras en el espíritu se esparcen en la vida de la iglesia, no hay fronteras, ni costas que detengan el testimonio en Cristo, es parte de la verdad el ser íntegros en servir cuando tengamos este ministerio.


La iglesia no tiene tiempos para brindarse en amor y servicio a los santos y a los incrédulos todos los días de la vida debemos mantenernos en vigilia para estar prestos a dar testimonio de que Dios vive en nosotros. Este es el amor en la verdad; dejarnos conducir por el espíritu a que se manifieste su fruto en nosotros, viviendo como Cristo en amor.


Mas no todos eran así en la misma carta Juan señala a Diótrefes y lo describe como una persona llena de protagonismo, vanidad y señorío sobre los demás, manteniéndolos en una cautividad humana que transgrede los principios de comunión libre de la iglesia y haciendo alarde de la jactancia y jerarquía con que controla a los hermanos en un desorden y desobediencia al Señor Jesús.


Este espíritu aun invade a muchas congregaciones en los tiempos de hoy, para los que están en esta condición en su congregación no deben esperar en salir, debemos recordar que cuando éramos niños estábamos sujetos a nuestros padres terrenales y cuando fuimos creciendo se fue desarrollando nuestro propio criterio y nuestra propia conciencia que nos mostraba si era correcto o no lo que hacíamos, ya no estaban nuestros padres para que nos indicaran lo que se debía de hacer.


Si tú tienes el Espíritu Santo, tienes que aceptar que el amor es la provisión de Dios para sus hijos; no puedes ir en contra de la hermandad si algún hermano en eminencia se ha vuelto como Diótrefes, trata de disuadirlo en amor y si no hace caso, salte de esa congregación y vuélvete a una que verdaderamente este cimentada en Jesucristo.


No debemos depender de otras personas en nuestra vida para salir adelante, si dependemos estamos mal, no debemos estar como niños llega el momento que las enseñanzas ya debemos seguir nuestra conciencia y no estar sujetos a desviados y perversos de la palabra del Señor Jesucristo.


Diótrefes no es un incrédulo o un ateo, no era tampoco un falso profeta o de los falsos pastores, él era un equivocado que seguía su propio sentido, engañándose que el sentir de Dios estaba en él, se apropió del rebaño de Jesucristo e inició con ello una desviación de su conducta. Juan da testimonio de su error y le envía una carta a Gayo que daba muestras de tener el Espíritu Santo de Dios. El amor fraternal debe mantenerse como antorcha en el entorno en que vives de tu localidad.


Juan en el versículo 11 da una lección tremenda de lo bueno y lo malo para los creyentes, si tú haces lo bueno eres de Dios y si haces lo malo no has visto a Dios en tu accionar en la vida. La palabra es clara y llena de verdad, no hay posibilidad de auto engaño.


Si acudimos a terceras personas no somos dignos, entre un hijo y un padre no hay intermediarios si se mantiene una sana relación, siempre nuestro Padre nos va a llevar a donde ir, que decir y que hacer pero no podemos estar bajo el yugo de que alguien que se ostente seguidor de Jesucristo no hace su palabra.


Demetrio es otro hermano de la iglesia que da testimonio Juan, el amor se sustenta en la verdad, no hay crecimiento espiritual sino está en el amor, el amor lo llena todo y la verdad envuelve al amor espiritual. Ama la verdad y la verdad te dará el amor del Padre por su Hijo en el espíritu. Amén.

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