Editorial 87

La paz del Señor Jesucristo esté en vuestro espíritu

Sin lugar a dudas el Señor Jesucristo se constituyó en el nuevo maestro de las nuevas disposiciones de nuestro Padre al haber obedecido en todo y cada una de las enseñanzas que le fue encomendado en su venida a este mundo: dejarlo todo, para complacerlo en todo.

Salido de Dios y habiendo estado desde el inicio de la eternidad con Dios, el Señor Jesús escogió su sacrificio por todos los hombres para agradar la voluntad de nuestro Padre, se estableció como el único maestro autorizado de lo alto para esparcir en la región judaica y alrededores, compartiéndola para los nuevos escogidos por Dios a formar su iglesia en todo el mundo, una palabra destinada a la abolición de la antigua ley para ellos, pero que seguiría vigente para juzgar a todos aquellos que no quisieran recibir las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo.

No era fácil esta tarea ya que los únicos en todo el mundo que conocían la voluntad de Dios eran precisamente los judíos, que ahora tenían como requisito recibir, escuchar y obedecer la palabra del Señor Jesucristo, si querían seguir siendo parte del propósito de Dios. Todo un gran plan diseño el Padre para que se efectuara en el tiempo propicio y en el lugar adecuado.

La palabra es sencilla, el mensaje es claro, la voluntad es fácil y su aplicación es posible gracias a su promesa de enviar al Espíritu Santo a vivir en nosotros y mantenernos en el conocimiento y el poder y testimonio de que Dios es en nosotros a través de sus dones y fruto espirituales que viene de lo alto.

Y la verdad consiste en creer que el Señor Jesucristo es el Hijo de Dios, es la piedra angular de todo conocimiento en Dios, cree, decláralo con tu boca y proclámalo en el lugar y tiempo establecido para ello. Con ello tienes la salvación y tu eternidad con él. Si alguien se pregunta “¿Es todo?”, amigo lector te diré: Es todo.

Verdad que Dios es bueno, ahora comprenderás por qué el sistema y parte del pueblo no la aceptaron, se acabaría su función en la tierra, hoy en nuestros días, siguen las religiones y denominaciones humanas en revolver el camino a Dios y hacen difícil y pesada la carga para que te desmotives y no vayas al conocimiento de la palabra del Señor Jesucristo. Primero busca tu salvación y luego el Espíritu que recibiste por esa declaración te dirá cuál es el propósito de Dios para ti y te llevará a la palabra del Señor Jesucristo.

Así inicia la travesía al destino de ser Hijo de Dios por la fe en Jesucristo. Amén.