Persevera en la doctrina de Cristo

El copista al dividir el contenido de las frases en la segunda carta de Juan en el versículo 9 dice persevera, y el copista escribe permanece y ciertamente hay algo diferente en el significado de dichas palabras, según el diccionario la palabra persevera significa: Mantenerse firme y constante en una manera de ser u obrar persistir en una manera de ser o de obrar. Según el mismo diccionario, la palabra 'permanecer' viene del latín permanece (estar en un mismo sitio todo el tiempo o Estar o mantenerse en un lugar durante un tiempo determinado. Lo cierto es que esa diferencia radica en que perseverar obliga a algo de hacer con tus fuerzas y permanecer te dice que no te salgas de ahí pero antes de discernir este versículo vamos a transcribir literalmente los versículos que requerimos para este importante asunto

9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. 10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.

En el versículo 9 hay una alerta a los creyentes que forman la iglesia y es que si el camino es Jesucristo, si sigues otro sendero te puedes extraviar en las cosas de Dios, tan sencillo se oye, se lee y en ocasiones no se entiende, Jesucristo vino a hacer la voluntad del Padre y la voluntad es dar a conocer el nuevo mensaje de salvación para el hombre.

Y este consiste en que creas que Jesucristo es el Hijo de Dios, engendrado en un cuerpo que es el de María la sierva virgen la cual Dios la escogió como vaso para concebir a su Hijo, esto en la más pura naturaleza humana, como tu nacimiento y el nacimiento de muchos millones hombres.

Quien se salga de esta verdad se extravía, no está en los planes de Dios y sigue su propio derrotero, o sea no tiene a Dios, y el que persevera en la doctrina de Cristo, o sea de reconocerlo como el ungido de Dios, dice la escritura que tiene al Padre y al Hijo. Antes de continuar con el tema me voy a remontar con una parábola que Jesús de Nazaret enseñó y esta consiste en la parábola del sembrador; para ilustrar mejor la condición de aquellos que por un momento recibieron la palabra del Señor Jesús y de inmediato murió en ellos este conocimiento y por ende su salvación se perdió, no a causa de algún yerro, pecados, debilidades, no hicieron nada, solamente la oyeron, la degustaron y la olvidaron y no se hicieron a ella. Mateo 13:3-4 3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. 4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.

El enemigo de Dios se la llevó y los dejó en blanco, sin nada y nunca más se interesaron en la palabra de Dios, ellos no perdieron la salvación, ellos no la aceptaron y dejaron que se llevaran la palabra. No fueron salvos nunca porque no se interesaron nunca en guardar la palabra.

Siguiendo con nuestro discernimiento el perseverar es una acción continua y que se vive a diario en una constante lucha de defender la fe ante los embates del mundo y la debilidad de nuestra carne, pero si persistimos en creer que Jesucristo es el Hijo de Dios y creemos que vino en carne y practicamos el amor fraternal en la iglesia el Padre y el Hijo morarán en nosotros.

En el versículo 10 no es una amenaza es una advertencia para estar prevenidos de que el diablo no descansa y quiere tu pérdida total de comunión con Dios, voy a poner un ejemplo personal he conocido muchos hermanos en reconociendo a Jesucristo como Hijo de Dios, las circunstancias que Dios nos ha preparado en nuestra separación obedece a los lugares de origen de cada uno, al paso del tiempo nos volvemos a visitar en algunos de ellos han pertenecido a lugares en que se ha contaminado la palabra de Jesucristo con doctrinas extrañas y perversas. Cuando me han visitado y tratan de desviarme a sus nuevos conocimientos, todos fuera de lo que está escrito en el nuevo pacto. El espíritu me ha llevado a no darles entrada a mi casa por no estar sujetos a la palabra del Señor y a los conocimientos del cual fuimos todos enseñados, por causa de la palabra no son bienvenidos y todas nuestras andanzas y comuniones quedaron atrás y ahora lo que cuenta no contaminarnos con muchas doctrinas que provienen del enemigo de Dios.

Es lo mismo para usted amigo lector no participe con hermanos que se han extraviado de la verdad, el antiguo testamento ya se debió superar al haber leído esta carta si seguimos con el orden que hemos establecido de leer capitulo por capitulo versículo por versículo en ordene esta sería el penúltimo capítulo de las cartas.

¿Por qué nos dice que no le digamos bienvenido? es muy sencillo, porque contristamos al Espíritu Santo y nos volveremos a sus malas obras. ¿Qué se puede entender por malas obras?, pues a manifestar doctrinas que con llevan a desviar a mas creyentes de la salvación, y por ende andar en nuestra carne y no se podrá liberar de la atadura y será víctima de sus propias debilidades caminando en círculos y no obtener la preciosa libertad.

Las dos últimas cartas de Juan ya son las últimas recomendaciones para los hijos de Dios por la fe en Jesucristo constituye en las últimas instrucciones antes que se venga para el mundo su juicio, para nosotros constituye un muestra de amor de parte de nuestro Señor Jesucristo en darnos nuestras últimas recomendaciones para salir vencedores de todo ataque del enemigo de Dios, una cosa es cierta amigo lector Jesucristo esta con nosotros hasta el fin de los siglos. Amén.

Transcribiré la segunda carta de Juan íntegramente, aun cuando posteriormente en otro blog la trataremos de revelar más de su contenido espiritual.

El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, 2 a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros: 3 Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor 4 Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre. 5 Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. 6 Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio. 7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo. 8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. 9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. 10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras. 12 Tengo muchas cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo por medio de papel y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido. 13 Los hijos de tu hermana, la elegida, te saludan. Amén.