Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados
- Cuerpo Editorial
- 2 ene 2016
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Este pasaje bíblico en Mateo termina con una esperanza de amor que continuará hasta la venida del Señor Jesús, mientras estuvo en la tierra él siempre buscó la protección de sus discípulos y de los que iban a creer y de agradecerle al Padre que sean partícipes de su reino en esta vida en los versículos de Mateo 11:25 y 26 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó.
Los hijos de Dios debemos de agradecer esta elección que nuestro Padre hizo por nosotros, no por lo que éramos o creíamos ser; sino porque el Señor nos contemplaba como niños, quizá esta etapa infantil es la que recuerda todo ser humano con más vehemencia. Por la inocencia e ingenuidad ante tantas cosas que nos sorprendió en nuestro vivir en el desarrollo de la infancia.
27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Los primeros discípulos no fueron gente de la elite cultural, religiosa o intelectual, pertenecía a los estratos populares y poco avezados en la escritura, aun así el Señor Jesús escogió a sus discípulos del pueblo, diferente como lo hace el mundo y aun así nos escoge hasta ahora y ahora le agregamos de lo vil y lo menospreciado.
El único modo de accesar al conocimiento de Dios es por el Señor Jesús, por el camino de su palabra que dejó escrito el Espíritu Santo, si una congregación no se sustenta y fundamenta en la palabra de Jesucristo y vive en el amor de su Señor él no vive en tal congregación, no se debe hacer ilusión o idear que el Señor Jesús esté, si no se predica su palabra, de Él procede la interpretación y la revelación, así como Él era el único maestro autorizado por Dios para dar el mensaje en su ministerio, ahora lo hace el Espíritu Santo de Dios en los que ejercen ministerio y aun con los que inician en el conocimiento.
El conocimiento divino o sabiduría espiritual es una serie de doctrinas que proviene del mismo Jesucristo, el hombre hace remedos y parchan la palabra de Dios y al final de cuentas crean aberrantes religiones delante de Dios, de ahí que se exhorta a que dejes las religiones y dogmas y mandamientos humanos y te vuelvas a la fe en el Hijo de Dios.
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
El humano está siempre sujetar a los demás humanos en la religión, en la política, en la economía, por la violencia, es un depredador de su propio género, la miserabilidad de muchos no les importa y crean gente desesperanzada, trabajada, angustiada y cargados de injusticia y pobreza económica y la única esperanza de los seres humanos es un redentor que los saque de estas circunstancias y en esta palabra Jesucristo se ofrece a salir de estas condiciones de tormenta espiritual:
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
El yugo es creer en Jesucristo y sufrir los embates del mundo, la palabra te vuelve humilde y manso y heredarás la tierra con base en practicar la vida de Jesucristo en tu vida. Los humildes aceptan las cosas como son, no son belicosos como el mundo, están a la espera de la respuesta del Señor Jesús.
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
El Señor no puso ninguna religión ni ninguna base de redención humana, él nos hizo libres, es una burda mentira y engaño del diablo crear religiones. Esto es una desviación humana, no puso ninguna base sobre redención humana, si vivimos su palabra vamos a vivir una vida espiritual. El mundo tiene miedo de su futuro, con los hijos de Dios ya no hay que llevar una ley a cuestas, solo hay que tener fe.
Ligera su carga son sus mandamientos fáciles de entender teniendo el Espíritu Santo ya dejamos de hacer esfuerzos porque el Espíritu Santo nos ayuda, su yugo consiste en vivir su palabra y esperar la vida eterna sin costo alguno, solamente leer y oír su palabra. Amén.
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