Aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
- Cuerpo Editorial

- 30 abr 2016
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Marcos 3:31-35 Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. Él les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
Aquí no especifica la razón del por qué la madre biológica y los hermanos de Jesús no entraron en el aposento donde Jesús se encontraba. Pero es un bello pasaje donde de hecho se interpreta el concepto “Familia” entre los hijos de Dios, no como para decir que somos literalmente hermanos y madre, sino para ejemplificar que somos hijos del DIOS ALTÍSIMO. Y es por eso que, siendo una vez de la fe, por efecto inmediato ¡pasamos a tener otra familia, la espiritual, la iglesia de Cristo en toda la tierra! En algunos casos coincide que familias enteras por sangre son guardadas para el Señor y en otros solo uno o algunos pocos de linajes enteros son de los escogidos. PERO eso no nos debe de interesar sino que ahora formamos parte de los que buscamos hacer la voluntad del Padre como una familia, por eso después en las cartas epistolares es requerido el amor fraternal, entre hermanos. Y por si fuera poco, corta de tajo toda relación con la carne, dando preeminencia a lo espiritual. Y los que anhelan tener a todos sus relativos como parte de los salvos, nos queda sólo orar por ellos para que el Padre, en la medida de sus designios los agregue a los que quieran o los que arrebaten el reino y nosotros ser testimonios vivos de la fe en Jesucristo. Amén.




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