Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
- Cuerpo Editorial
- 21 ago 2016
- 5 Min. de lectura

Con autoridad y dominio de sí, el Señor Jesús comunicaba al clero judío radicado donde se había criado su misión, escrita en la profecía dicha por medio del profeta Isaías. Un gran propósito desde antes de los tiempos fue que el clero judío le haya dado el libro del profeta proclamador de las buenas nuevas para que lo leyese. Dios ha dispuesto desde hace mucho tiempo lo que va a suceder, Él conoce todo porque él lo hizo todo y a todos.
Jesucristo estaba profetizado para visitar al pueblo judío, muchas señales habrían de suceder para reconocer el tiempo. Los judíos se jactaban de conocer la palabra de Dios y leemos en el evangelio de Lucas que ellos le dieron el libro y el Señor Jesús lee sobre sí mismo versículos que atestiguaban que él era el enviado de Dios y sentencia la confirmación de su ministerio y su ordenación para enseñar el camino a la vida eterna. Hoy se ha cumplido esta escritura delante de vosotros. Leamos los siguientes versículos de Lucas 4:16-21:
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de repos] entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor. 20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Jesús salió de Dios, es el espíritu de Dios hecho carne, él constituye al Eterno en sí, ha estado con Dios, el que no tiene principio, ni fin. El misterio de la piedad lo describe (ver blog anterior que habla del mismo) no puede ver alguna comparación, los ojos estaban fijos sobre él, así como el espíritu nos sigue mostrando que nuestra vista este en él, que nuestros ojos estén siempre viendo al Señor Jesús, no con los ojos físicos sino con los espirituales, vemos al invisible que está sobre sobre todo lo visible.
¿Por qué si se tienen estos conocimientos se desvían sobre otras doctrinas erróneas, adulteradas sin fundamento bíblico, sin ningún sustento espiritual que las haga ser creíbles sólo por la insensatez y necedad humana?
El antiguo habla de Jesucristo, él es la profecía, él es el Hijo de Dios no hay más fuera de él, la religión judaica y cualesquiera otra religión son vanas y sin ningún reconocimiento del Padre. Jesucristo nos enseña a los gentiles en los evangelios que el corazón de ese pueblo estaba alejado de Dios, lo llamó perverso y adúltero, les habló por parábolas para que oyendo, no oigan; ni viendo, vean. Les dijo que querían matarlo y en ocasiones mostraron sus intenciones hasta que lo lograron, los llamó pueblo incrédulo, falto de amor y solicitador de señales y tantos más calificativos horrendos para un pueblo que se dice ser de Dios.
Hoy, basados en un versículo antiguo, escrito antes de la palabra de Jesucristo, invalidan la palabra del Hijo de Dios, del Salvador, del Señor, del Maestro, de la cabeza de la iglesia, del obispo de las almas, del Cordero de Dios y muchas más descripciones que el Espíritu nos hace ver del que dijo que es la verdad, lo invalidan así de plano por seguir ese versículo.
Hipócritas los que dicen ser de Jesucristo y con sus palabras huecas llenan su precaria vida espiritual de tradiciones y costumbres judaicas, para que leyendo no entiendan, no comprendan, no aprendan, por algo el Señor exclama de ellos: sinagoga de satanás que se dicen ser judíos y no lo son sino que mienten…
Pero ahí no termina la lección, Jesús entrego su vida por todo aquel que crea en su mensaje salvador sea judío o gentil, él no imputa pecado alguno, él enseña el amor y la misericordia hasta lo último, él no maldice, ni es vengativo. Son ellos mismos que se maldijeron y a sus generaciones, es el amor la lección máxima de Jesucristo en la fe y en la esperanza. Ya no sigas el camino del error y la falsedad hacia el judaísmo.
Precioso el mensaje, concisa la misión: revelar que ÉL era el Enviado de Dios prometido. Pero en ese entonces, el pueblo, atribulado por la lejanía de Dios hace mucho, pagaba las consecuencias de su pecado: preferir al mundo y sus corruptos deseos antes que seguir la ley y los profetas. Por tanto, Dios les despojó de su tierra, de su rey, de su libertad en aras que vieran que lo mundano no permanece sino sólo Él a manera de disciplina.
Pero llegado el momento, aparece Jesús en sus vidas ya iniciando su minisiterio y presentándose como el Mensajero de vida eterna para quien le creyese y siguiese.
¿Y qué se esperaba? Miradas atónitas, silencio sepulcral, lágrimas de asombro y corazones redarguyidos, arrepentidos del pecado de haber olvidado a su Dios.
Pero ¿qué se encontró? Miradas cavilosas, silencio frio y apático, enojo de “semejante ofensa” de decir que alguien sin renombre e hijo de un carpintero decía de sí mismo ser el Mesías. Inmediatamente hubo no un click de revelación sino un rechazo decepcionante, porque el plan de ellos jamás fue el mismo que el de su Dios.
Pero era necesario que fuese así, porque jamás Dios buscó negociar con el mundo o su príncipe, sino más bien informar por medio de Jesús que el tiempo de la redención estaba ya al alcance de quien lo quisiera, permitiendo libertad al hombre de escoger sin obligar, pero al mismo tiempo pintando raya con el sistema religioso que corrompió a toda la sociedad israelita, la nación que Dios escogió para Sí.
El primero de muchos álgidos momentos de Jesús, que pone de manifiesto su poder y la seguridad de su misión, primera batalla espiritual donde comenzó a declarar las verdades y el verdadero propósito de su venida.
Pero mentes insolentes confundieron al pueblo, haciendoles creer que venía el Mesías por el despojo de la nación de los hijos de Abraham, la física, la circunscrita y limitada por patrones humanos y recobrar la gloria de los reinos de Israel, de Judá, de Jerusalén… ¡NO! Venía por su verdadero pueblo, aquellos que aun creían en el amor, en la justicia, en la fe, en la esperanza en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob y restaurar la gloria al Dios Vivo, al Yo Soy aquí en la tierra.
¿Derrotar a Roma, Egipto, los nómadas árabes? ¿Restaurar el templo, las ofrendas, los ritos? Eso era el pasado, sólo patrañas diabólicas. ¡Era conquistar al mundo no con guerras ni armas, sino el amor, la fe y el testimonio de que existe UN DIOS VIVO que reina y cuida a su pueblo!
Retén la palabra de Jesucristo en tu vida espiritual, él es el camino, la vida y la verdad, amén.