No llores
- Cuerpo Editorial

- 10 sept 2016
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En el capítulo siete de Lucas se relata el siguiente hecho el cual lo transcribiré literalmente: 11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. 15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.
En el versículo once, Lucas da el nombre de la ciudad a donde se dirigía Jesús y le acompañan según lo que escribe muchos dando a entender que se encontraba algunos de los setenta discípulos que enuncia la biblia, (nótese amigo lector que ser discípulos y el concepto hermanos es diferente, lo especifico porque en el pasaje tu madre y tus hermanos te buscan; algunas erróneas interpretaciones quieren confundir dichos conceptos) y con ello una gran multitud el pueblo de Israel lo conoció porque su fama ya había rebasado lo común de un hecho importante.
La puerta de la ciudad, la puerta del templo, Jesucristo es la puerta, no hay portero como lo dice una religión opuesta a la verdad. Terrible cuadro de dolor y desesperación de esa mujer, viuda (sin esposo) enterrando su único hijo. Su llanto era real y de sufrimiento.
El Señor Jesús se compadeció de ella, como hasta ahora lo sigue haciendo con muchas personas, su posición de estar a la diestra del Padre; aboga por el sufrimiento de las personas, aun cuando no lo conozcan o lo invoquen, le dice: no llores. Él tiene toda la potestad en el cielo y en la tierra, él sabía todo lo que le acontece a esa mujer, no llores, es acudir a la fe, a la esperanza, al poder, al amor y misericordia de Dios.
Joven, a ti te digo, levántate. Y el obedeció, muerto o vivo, escucha y obedece la palabra de Jesús de Nazaret. Lo imposible del hombre, no es una dificultad para Jesucristo, así que lo devuelve a su madre, lo entrega para manifestar su amor y entendimiento de lo que una madre en su humanidad siente la pérdida de un hijo.
En el versículo 16 hay una gran luz para nuestro entendimiento, que desecha una doctrina que se ha manifestado en una corriente de desviación en algunas denominaciones. Primero: El pueblo judío glorificaba a Dios, cumpliéndose la profecía EMANUEL (Dios con nosotros), segundo: declaraban que Jesús era un gran profeta, (Dios hablaba por profetas a su pueblo) y tercero: Dios ha visitado a su pueblo confirma el misterio de la piedad dado para la iglesia “Dios ha sido manifestado en carne”. Jesús es el Hijo de Dios y todos los que creemos en Jesucristo somos hijos de nuestro Padre. Amén.




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