Editorial 147
- Cuerpo Editorial
- 28 ene 2017
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La paz y gracia del Señor Jesucristo en vuestro espíritu
Resistamos todos aquellos que amamos al Señor Jesucristo al mundo que no quiere oír nada de él, a la palabra del Señor Jesucristo no la soportan los que no son de él, hay una gran diferencia, un abismo con aquellos que no han sido llamados para salvación y vida eterna. El Padre no quiere que nadie se pierda es una verdad, pero al mundo no le interesa, no le importa, no es consciente de la necesidad de dejar este mundo y volverse a los intereses del reino de Dios.
El mundo no es un fin del Padre, es un medio transitorio del hombre, constituye un breve trayecto y se debe vivir en Espíritu en el Señor Jesús. Y todo lo que el mundo ofrece a los ojos del hombre es hermoso y placentero, sensual y emocionante, deleitable y deseado; más hay una advertencia a los que quieren seguir a Jesucristo y ésta es irrenunciable: la amistad con el mundo es una condición de enemistad con Dios. Si quieres ser amigo de Dios tienes que enemistarte con las cosas que ofrece el mundo.
El Señor Jesucristo dejó todo para salvarte: no le importó su linaje divino sino cumplir la voluntad del Padre y se ofreció en propiciación para perdón de nuestros pecados, esto es lo que molesta a los del mundo, a los religiosos que inventan religiones para obtener ganancias deshonestas y prueban con su teología que no son de él. La palabra de Jesucristo es guardada por todos aquellos que han creído que Jesucristo es el Hijo de Dios. El testimonio de los hijos de Dios por la fe en Jesucristo es poner en obra su palabra, ser testimonios vivos que el Espíritu de Dios mora en nosotros.
En cierta ocasión, un hermano en Cristo predicaba en un camión y hablaba con denuedo de la palabra del Señor Jesucristo, compartía de la importancia de creer y poner la fe en Jesucristo, después de hablar se oyó un grito de un hombre que decía: ya cállate y vete a otro lado hablar de tus mentiras- el hermano inspirado por el Espíritu Santo siguió predicando de las bondades de Jesucristo- el hombre siguió interrumpiendo y lo amenazó de sacarlo del camión- el hermano sólo pidió a los demás oyentes que en su interior creyeran que Jesucristo es el Hijo de Dios. De pronto el hombre se levantó e iba cargando un niño como de cinco años, al llegar cerca del predicador, se oyó la voz de su hijo que le dijo: no hagas nada contra él, porque es de Dios.
El hombre gritó y soltó en llanto, el predicador le pregunto el por qué de su llanto y el en sollozo abierto le contestó- mi hijo era sordomudo. Gloria al Padre en el nombre de Jesucristo. Amén.
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