He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo
- Cuerpo Editorial
- 28 ene 2017
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Juan el bautista era primo de Jesús. Después de su nacimiento, ellos no se volvieron a ver, de hecho nunca se habían visto, pues el pasaje bíblico indica que se sintieron estando cada uno en su seno materno al moverse de gusto al encontrarse las dos mujeres. Este hecho es verídico ya que Jesús vivía en el norte de Israel: Nazareth y Juan el bautista cerca de Jerusalén. Su declaración procede de lo Alto y forma parte de un mensaje de parte de Dios.
Y el Padre envío a Juan a ser el mensajero del advenimiento de su Hijo, el versículo 29 del capítulo de Juan constituye una de las noticias más agradables que puede recibir un ser humano en su vida: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Ya anunciaba al Señor Jesús como alguien que va al sacrificio y su misión libertadora de salvarnos al quitarnos nuestro pecado delante Dios.
Juan el bautista sabía que él era un mensajero con el propósito de Jesús en su primera venida a este mundo y por tal situación exclamó:
30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía; más para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.
Juan declaró el linaje divino de Jesús, esa fue la misión de Juan el bautista: dar a conocer la labor de obediencia al Padre que vino Jesucristo. Su testimonio oral fue registrado por el Espíritu Santo y exclamó: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
Las señales son fuertes y contundentes, no se había visto en aquellos tiempos una manifestación de poder, señales divinas. En ese momento y lugar se inicia el ministerio de Jesucristo al ungirse con esa señal de parte de su Padre, los profetas y reyes eran ungidos para iniciar los propósitos de Dios y el Señor Jesús como judío fue investido de lo Alto y Juan fue el testimonio de esa unción.
Juan en el versículo: 34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios. La fe en el señor Jesucristo es creer que es el Hijo de Dios. Porque al tener esta verdad y confesarla inicia para ti una nueva vida. Juan sabía que su ministerio debería de menguar, el tiempo que ha pasado cumplió anunciando a Jesucristo y bautizando en agua a los judíos arrepentidos, dando testimonio de que él es el mensajero del que hablaba la escritura.
Su fin se acercaba pero él sabía que su tarea había rendido frutos, al testimoniar ante los fariseos que el tiempo de Elías ya estaba con ellos, amén.
Juan 1:29-34 29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. 32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. 33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. 34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
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