“Y no queréis venir a mí para que tengáis vida”
- Cuerpo Editorial
- 4 mar 2017
- 4 Min. de lectura

Estas palabras de Jesucristo las recoge el Espíritu en el capítulo 5 de Juan y están dirigidas a los judíos que lo rechazaban a pesar de las señales, doctrina, autoridad y milagros. El pueblo judío hasta los días de hoy es rebelde al Señor Jesús, es un pueblo contaminado del mundo y engañado por el enemigo de Dios y algunos mentirosos están poniendo enfrente de los creyentes al pueblo de Israel, como un intermediario con el Padre y con su Hijo.
Ellos tuvieron la oportunidad de aceptar la voluntad del Padre y la despreciaron, no querían seguir al Hijo e hicieron todo para lograr que estuviese alejado del pueblo judío. Al pueblo de Israel en estos tiempos deben mostrarlo como un espejo para que todo creyente vea lo que hicieron esas generaciones de judíos y no cometer los mismos errores de desechar al Señor Jesucristo.
El pueblo de Israel desoyó, apedreó y mató a los profetas que envió el Señor porque prefirieron seguir sus caminos de hombres. Sabemos ahora que todo lo que proviene del hombre proviene de satanás: así estaba de infestado el pueblo judío en tiempos del Señor Jesucristo. Tuvo que venir Juan el bautista con su débil vara para sacar algunos remanentes del pueblo para que oyeran que ya estaba el Hijo de Dios entre ellos.
No se comió ninguna gloria para él, todo lo contrario, enseña que pongan su vista en Jesús, el Hijo de Dios. Este blog ha enseñado, enseña y enseñará por el Espíritu Santo a poner la vista en Jesucristo. Ya la mayoría, por no decir todos son predicadores de sí mismos, de su obra y de sus lugares de congregación. Omiten mencionar a Jesucristo y para colmo de sus desviaciones enseñan a judaizar y a poner al pueblo de Israel como buen ejemplo. ¡Qué tristeza es ver a los nuevos creyentes estar diciendo ‘Jehová’ cuando el Señor Jesucristo viene a revelarnos el nombre de Dios para su iglesia es “Padre”! Hoy como antes, sólo hay remanentes pequeños que no se dejan engañar porque tienen el Espíritu Santo.
Transcribiremos los versículos del 40 al 47 del capítulo 5 de Juan:
40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida. 41 Gloria de los hombres no recibo. 42 Más yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. 44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único? 45 No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. 46 Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. 47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?
Los religiosos, protestantes, denominaciones, grupos de organizaciones humanas y sectarios no quieren ir a Jesucristo. Y no les intersa la vida eterna. Esto es una realidad.
El Señor Jesús sólo recibe la gloria de los que creen en él y ellos reciben su amor y su misericordia. Jesucristo no ama al mundo, él ama a su iglesia, a los que creen en su nombre: a los que el Padre tiene destinados para formar su iglesia.
El amor de Dios es una esencia divina en los hijos de Dios, no es un amor sentimental, visceral, emocional o humano, el amor es espiritual y proviene del Espíritu al apegarse y obedecer su palabra.
Durante su ministerio, el Hijo nunca expresa ‘Jehová’ cuando se refiere a Dios, le dice Padre para enseñanza de su iglesia, su Padre es Dios y no deja de ser Dios, sólo que ahora va a conocer a sus adoradores en verdad y en Espíritu si le dicen Padre.
¡Cuidado con recibirse gloria de unos a otros! Es un parámetro espiritual para que veamos que ahí e ese lugar no está la gloria del Padre ni del Hijo. Y eso es lo que abunda en el medio religioso y mundano.
Para los seguidores de la ley que constantemente buscan la vanidad y auto complacencia: ¡Busquen la gloria de Dios que tiene que ver con la humillación en el mundo como Juan el bautista! El Señor describe a Moisés, porque a través de él hay muchas analogías de Jesucristo como la roca de la cual emanó el agua, el mana que vino del cielo, la serpiente que fue levantada y otras más. Ellos no resistieron que les dijese que Moisés los iba acusar porque ellos se decían hijos de Abraham y seguidores de Moisés.
¿Cuál fue la obra de Abraham? Creer. Y su analogía más preciosa es cuando le pide el sacrificio de su hijo Isaac y lo iba a hacer Abraham pero su fe le fue contada por justicia al proveerle el Señor un pequeño cordero y el bendito Dios sí lo hizo por nosotros.
La ley fue dada por la creciente terquedad y desobendiencia del pueblo y Moisés, al dejarlos para recibir las tablas, el pueblo hizo un ídolo para adorar: ahí es donde está el corazón del pueblo judío y cuando no tenían nada qué adorar pusieron su vista ¡en el templo! En lugar de la presencia de Dios y no las piedra ¡cortos de vista! Y eso sucede en estos mismos tiempos al ponerlos ojos en edificios hechos de materia y construidos por manos de hombres. Así son de insensatos y eso es lo que produce estar fuera de la voluntad de Dios, pensar y hacer obras de contenido humano, hoy hemos sido declarados templos del Espíritu Santo y nadie repara en ello, al contrario se obstinan más en procurar los bienes materiales.
¡Ya no sigan perdiendo el tiempo en cosas que no les ha sido asignado! Sigan leyendo a Moisés a ver si entienden que lo mejor está en vivir las enseñanzas de Jesucristo, por eso su vida está propensa caminar en círculos y nunca conocerán la verdadera palabra de Jesucristo, desfacelleciendo de agotamiento al nunca ver la tierra prometida, como toda esa generación que Dios no concedió entraran en su promesa debido a su rebeldía. Son como aquellos que teniendo sed, no abren la botella para tomar el agua, sólo se quedan mirándola en lugar de tomarla. Jesucristo quiere que lo tomes a él y ciertamente disfrutarás del agua de su palabra en abundancia.
Si buscan la verdad, en Jesucristo está la respuesta. Amén.
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