Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
- Cuerpo Editorial
- 18 mar 2017
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Muchos se han preguntado cuál es la obra mayor de Dios. Muchos pueden pensar y decir en la creación, en el diluvio, abrir el Mar Rojo, el haber detenido el sol, etc., y así podremos seguir enumerando muchos sucesos tremendos de poder reconocidos por el hombre de las cosas de Dios.
Jesucristo se había manifestado al pueblo judío en diversas ocasiones: había enseñado maravillosas lecciones que solo él podría haber enseñado, había utilizado el tono de voz inigualable en el mundo. Su vida de humildad y libertad profundizaba en las conciencias de los hombres la verdad y la libertad del Padre.
En el pasaje del versículo 25 del capítulo 6 de Juan, la gente sigue en su cometido de buscar a Jesús, pero el Señor Jesús reconoce la intención de ellos de venir por el pan y les dice que para ganar el pan hay que trabajar y no buscarlo a él; por lo que les ofrece un alimento espiritual que les va a dar vida eterna. Porque esa es la voluntad del Padre (de ese que llaman Dios y no le dicen como Jesús vino a enseñar -Padre- en plena desatención y desobediencia al Señor Jesús)
Juan 6:28-51 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? 29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
Era todo lo que tenían que hacer ellos, escuchar a Jesucristo y creer que él es el enviado, todavía hasta nuestros días hay una incredulidad en el pueblo judío y las religiones falsamente llamadas iglesias se han apropiado del evangelio para desviarlos del Padre. Infortunadamente es cierto.
30 Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?
¡El nivel de incredulidad es tremendo en los judíos! Ya lo habían visto alimentar a cinco mil varones sin contar mujeres y niños, habían oído de grandes señales que había hecho y lo mejor: lo habían oído con autoridad dar mensajes jamás antes dichos por hombre alguno.
Y a manera de justificarse que están en la verdad, dijeron:
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Con esto pone una evidencia en el corazón de ellos, que Moisés esperaba del Señor, él no tenía poder, sino que Dios enviaba de arriba a abajo Su poder: Él era la nube, Él era el fuego consumidor, Él era el maná del cielo que proveía al pueblo judío… ¡Todo tenía un propósito: hasta su destino lo mostraba el Padre, para que aprendieran a ver las señales del advenimiento de Su Hijo! Ahora había nacido ya el Hijo de Dios y se había manifestado en su ministerio, la alimentación es un hecho innegable y reconocido que provenía de Dios, Jesucristo es el alimento bajado del cielo y lo comprueba con el milagro de la alimentación de los cinco mil.
Al oír a Jesús, entonces 34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
Ellos constataban el poder de su palabra que hablaba verdad y Jesús les dijo a ellos y a los hombres de esta generación:
35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. 36 Más os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. 38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Ya no queda más que decir, más claro ni el agua: nadie puede invocar al Padre si no es por Jesucristo. Y no hay otra figura: Llámese Moisés, María, Buda, etc., ni ningún otro está autorizado por Dios. TODOS están fuera del escenario espiritual del Padre, con excepción de su Hijo Jesucristo. Es claro el mensaje para los que son de él. Para los judíos y los hombres religiosos de nuestro tiempo (aunque lo vieron y lo oyeron los judíos) y lo lean y lo escuchen la incredulidad y su destino ya están sellados. Todo lo que el hombre tema, eso le sobrevendrá; está escrito y ellos estaban a un paso de la condenación por su incredulidad.
Había dureza en su corazón, al resumirles todo el evangelio en unos cuantos versículos. Claro, si esto lo hubiera dicho en Jerusalén, lo habrían echado fuera. Jesús refería la importancia de la sed y del pan para la sobrevivencia del hombre en el terreno físico y su analogía que él es el pan de vida y el agua en el interior del hombre, exhalta a lo sumo su función divina espiritual en el hombre, la forma de mantener una vida, supervivencia y salud espirituales ante los ojos de Dios, el Padre.
41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. 42 Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?
Los judíos conocían a los padres de Jesús, José y María. No entendían que si esperaban un Mesías tenía que venir en carne. Todos sabemos que María fue visitada por el Espíritu Santo quien la embarazó, José la desposó y tuvo hijos como cualquier ser humano. Y que al nacer Jesucristo de forma natural quitó la virginidad de María. Ellos dan el testimonio terrenal de su condición humana ¿Cómo creerle que del cielo desciende?
Y los hombres actuales dicen “en mi religión me han enseñado”, “en mi religión me han dicho” y empiezan a justificarse para no oír ni entender estas sencillas palabras dichas en los versículos 35 al 40 del capítulo 6 de Juan.
En los últimos cinco siglos una religión dogmatizó la virginidad de María, pero esto contraría la sensatez humana, ¿por cuál vía nació Jesús, si no es por el único conducto natural de la mujer? Así que la virginidad es por cuanto era necesario que no hubiere probado varón antes y no por cuanto un acontecimiento sobrenatural. José conoció a María luego y tuvieron hijos (medios hermanos de Jesús en la carne). La lectura de los evangelios en orden te llevará a creer esta afirmación. Y todo esto acontece para que se vea el poder del Padre sobre su creación, en todo caso hubiera enviado un ángel o querubín y sanseacabó, pero entonces no habría cumplido su promesa en el inicio de la humanidad.
43 Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros. 44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. 46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. 47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Todos los judíos tenían conocimiento del Mesías; algunos vagamente, otros tenían revelaciones más certeras, casi no había ateísmo en el pueblo judío. Quienes se acercaban a él eran gente del pueblo, en su mayoría ignorante en las cuestiones de la ley, pero ciertos en el conocimiento de la venida de su libertador y cuando lo oían hablar sus palabras y su tono de voz denotaban conocimiento profundo y autoridad.
Por eso en el pueblo judío había un remanente que nació en esa época para creer, el único que ha visto y conocido al Padre es Jesucristo, él salió de Dios y en su concepción humana y de la carne debilitaba su comunión con el Padre. Él tenía el conocimiento de que él había estado en la eternidad y al estar en la carne hay cierta turbulencia que no nos permite mantenernos en el Espíritu, por eso el Señor tenía hambre, angustia, sed, ira, etc.
Los hijos de Dios comemos y bebemos con él, esa es la comunión que quiere el Señor Jesús: que dependamos de él. El símil de oveja establece una dependencia del pastor, el Señor es la cabeza es el miembro que dirige al cuerpo. Otra analogía es el Señor que quiere obediencia y conocimiento para servirle. No hay otra figura que le arrebate su deidad, todo lo que el hombre produce es diabólico, las religiones son de satanás, Jesucristo vino hacer libres a los hijos de Dios. Los judíos no entendieron esa palabra, ellos quisieron seguir su religión y no siguieron al que venía a liberarlos del yugo de la ley al no creer en sus palabras.
52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. 59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.
Los judíos no quisieron recibir el mensaje lleno de poder de degustar al Señor Jesucristo, les hizo mucho ruido en su carne comer su carne y beber su sangre. Lo tomaron literal y eso constituiría en un futuro la nueva pascua de la iglesia, el nuevo mandamiento de obediencia a la palabra de Jesucristo: la celebración de la cena del Señor Jesucristo.
No hay simil más idóneo para comprender este misterio: el pan representa su cuerpo que iba a morir para que tuviéramos vida y su sangre para que fuéramos limpios de todo pecado, anunciaba el sacrificio del Cordero, anunciaba su muerte y anunciaba su glorificación al Padre. Un gran revuelo en todo el universo anunciaba con estas palabras. El Hijo del Hombre que había descendido del cielo, ahora profetizaba su ascención y reposición con el Padre, a su diestra para estar en intercesión por nosotros.
Los judíos siguieron en lo terrenal, en lo material. Ellos no tuvieron su vista en las cosas de arriba, en la vida espiritual, prefirieron al mundo. La iglesia ve las cosas de arriba, ve lo invisible, lo espiritual, lo divino, no se contenta con las cosas de abajo y de este mundo. La iglesia no es ninguna religión, la iglesia es el cuerpo de Jesucristo establecido en todos los rincones de la tierra.
Capernaum escuchó las palabras de mayor revelación y no le creyó, fueron incrédulos, escépticos y cuestionadores del Hijo de Dios y su castigo será de tal magnitud, por su atrevimiento de ofender a Dios.
Jesucristo es el pan de vida es el alimento espiritual que llena el corazón y la mente y el Espíritu Santo que mora en tí dice, Amén.
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