Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.
- Cuerpo Editorial
- 17 jun 2017
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Se transcriben los versículos del capítulo 19 de Juan:
23 Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.
24 Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.
Quizá estos versículos pasan inadvertidos para muchos estudiosos de la biblia y se leen sin detenerse en la gran lección que encierra para los hijos de Dios por la fe en Jesucristo. La primera venida del Señor Jesucristo estaba predicha por profetas y demás libros que componen el antiguo testamento, era un hecho profético que tendría qué suceder y sucedió a través de muchas señales.
El Espíritu Santo recoge este pasaje histórico bíblico para que comprendamos que todo lo que ha prometido el Padre y el Señor Jesucristo se va a cumplir en nuestra vida espiritual. Las promesas son para disfrutarse a diario, vivirlas intensamente, Él ya preparó las obras desde antes de la fundación del mundo por las que andaríamos, todo es cuestión de andar en el Espíritu y daremos con ellas.
Hasta en el detalle de la ropa de Jesús estaba la profecía y esto para que se cumpliese la escritura que dice: “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados” Si los judíos no lo creyeron y prefirieron ignorarlo pesará sobre ellos su incredulidad. Lo cierto es que el vestuario en esa época era de sumo cuidado, ya que no existía la alta fabricación de prendas de vestir que actualmente contamos en esta época.
Los soldados romanos como en toda la actitud humana que consiste en sacar provecho de una situación que está en sus manos, quisieron apoderase de la vestimenta de Jesús y se la dividieron, en el caso de la túnica para no echar a perder la pieza echaron suertes a ver quien la ganaba.
La túnica representa el vestido de la iglesia, ya no podemos estar agarrando de allá y de más allá sobre el conocimiento del Señor Jesús, el Padre nos ha acercado al Hijo y el Hijo ha enviado al Espíritu del Señor para que estemos cimentados en la palabra de Jesucristo. El antiguo pacto no es para los hijos de Dios, sino es la palabra expresada por Jesucristo y la enseñanza apostólica por el Espíritu Santo lo que debemos de mantener en lectura y sosegada meditación.
Los evangelios son nuestra cobertura, somos de una sola pieza, la analogía del cuerpo es perfecta y valedera, Jesucristo es la cabeza y la iglesia el cuerpo, en un símil de amor verdadero él es el novio y la iglesia la futura esposa, la túnica era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo: de Cristo para su iglesia.
Nosotros somos los que ganamos la túnica y en la cual debemos de estar, dice la escritura revestidos de Cristo en nuestro andar, nadie nos puede enseñar, somos hijos del Padre, Creador del universo, somos los poseedores de la verdad y de la eternidad, el mundo físico tiene muchos secretos, misterios y enigmas, el mundo se entretiene en ello, nosotros tenemos lo preciado, lo espiritual, lo invaluable. ¡En Cristo somos más que vencedores!
¿Y los judíos? Unos mudos espectadores, que viendo no vieron, oyendo no oyeron y los romanos (gentiles) al repartirse y echarse suertes se quedaron con todo y ellos sin nada. Fueron despojados en sus narices de todo tesoro, lazo y comunión con su Dios y su Hijo. Ahora ellos son un pueblo más y tendrán qué venir como todo mortal a los pies de Jesucristo si son enviados por el Padre. Y nosotros llevamos mano, porque los primeros serán postreros y los postreros serán primeros, según la gracia concedida por nuestro Señor, Pastor y Rey, Jesucristo, el Hijo de Dios.
La palabra de Jesucristo debe morar en nuestros corazones y en nuestra mente. Amén.
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