Para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios.

Voy a transcribir los siguientes versículos del evangelio de Juan 20:30-31 que nos van a dar mucha luz en el verdadero sentido y propósito del ministerio de Jesucristo en su primera venida.

30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.

31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Durante la travesía de la iglesia de Cristo en la humanidad y en el mundo se han encontrado verdaderos detractores, herejes y enemigos de la doctrina del Señor Jesucristo. El ministerio de Jesús (por voluntad del Padre) obedece un plan austero sencillo y apegado a la humildad de nuestro Dios.

El Todopoderoso y Eterno Dios reconoce la falta de voluntad y la intención del hombre en su interior de seguir su voluntad, su mente y corazón, distorsionada cada día en una rebeldía confrontadora contra su Creador, la multiplicación de la ciencia, la tecnología y las inumerables doctrinas engañadoras de la existencia en un Dios, ponen al hombre a no seguir la palabra del Único y Sabio Dios enseñada por Jesucristo a las generaciones de hombres en su venida.

Jesus venía impregnado de las buenas nuevas para la generación de su tiempo y las que habrían de venir, así como de grandes señales que iban a surgir de su palabra de autoridad para testimonio de que él venía del interior de Dios. No era un hombre más como los siervos del nuevo testamento, sino que él salió de Dios y se hizo hombre para cumplir la profecía.

Los versículos anteriores son el preámbulo de otro versículo que se registra en el capítulo 21 25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.

El Espíritu Santo es el que guió a los hermanos a escribir en orden los libros del nuevo pacto, la principal de ellas (la que ha seguido el blog) es el de reconocer que Jesucristo es el Hijo de Dios. Para terminar de una vez por todas, la mala enseñanza surgida del enemigo de Dios -para confundir a los creyentes en Jesucristo- es instarlos a que lean la palabra consignada en el antiguo pacto y poniéndola como superior a la palabra de Jesucristo.

A los hijos de Dios por la fe en Jesucristo se nos ha mostrado seguir únicamente la palabra del Señor Jesús que en realidad es sencilla, práctica y ligera de obedecer; y por el Espíritu Santo nos conduce en ella a leerla, comprenderla y aplicarla en nuestra vida. Esta enseñanza es la gran diferencia con los otros creyentes que en base de no establecerse en el conocimiento de Jesús persisten en aferrarse a conocimientos antiguos que un pueblo, no pudo o no quiso obedecer sus estatutos y mandatos y hoy sin pedir al Padre por sus seguidores están aferrados a volverse a ella y van de tropiezo en tropiezo para dar mal testimonio ante los hombres de la separación que hizo nuestro Padre de los hombres.

El Espíritu Santo señala las grande obras que hizo Jesús en su ministerio y sólo registra las fundamentales para cimentar tu vida espiritual, que en la vida la perfecta conclusión es creer en Jesucristo y una respuesta inmediata a nuestra seguridad de ver a nuestro Padre ¿Qué mayor cosa ofrece su palabra si en Cristo estamos completos?

Por eso se registra en el último versículo del evangelio de Juan que hay una limitación nuestra para comprender todos los misterios que vino a enseñar Jesucristo. Si los actuales registrados los desechan para volverse a lo antiguo, ¿imagínense si se hubieran escrito los demás hechos que el Señor ejerció durante su ministerio?

Este tema nos debe de redarguir la conciencia, primeramente a los que han conocido al Señor y se han desviado a otras fuentes de conocimiento de Dios como el antiguo testamento, que tiene la característica principal que es primeramente para los siervos que andaban por fe y sin ley, luego para los judíos que tenían una ley que los distinguía de todo el mundo y posteriormente la palabra de Jesucristo que debe morar en nuestra mente y en nuestros corazones.

Y luego, sería para todos aquéllos que andan en religiones y sectas fuera de la verdad y que se les anima a dejar toda esa vida relativa y vengan al conocimiento del Hijo de Dios, Jesucristo. Amén.