Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto
- Cuerpo Editorial

- 9 sept 2017
- 3 Min. de lectura

Hecho 7:9-16 9 Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él, 10 y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa. 11 Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Cuando oyó Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez. 13 Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado a Faraón el linaje de José. 14 Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob, y a toda su parentela, en número de setenta y cinco personas. 15 Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él, y también nuestros padres; 16 los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.
Aquí Esteban por medio del Espíritu Santo continúa el relato ante sus captores y sanedrín describiendo con gran precisión cómo Dios cumplió su promesa a Abraham de llevar a su pueblo a Egipto. Aquí, Egipto simboliza al mundo e invariablemente todos los que formamos parte de la familia de Dios es menester vayamos y estemos en Egipto por un tiempo. ¿Por qué?
Porque su pueblo escogido, Israel, fue llevado ahí para ser primero sustentado por la gracia y misericordia de Dios, además de castigar la maldad de sus hermanos siendo esclavos de su hermano menor.
Porque ahí Dios se manifestaría con poder para ser reconocido como Dios a su pueblo cuatrocientos años después.
Porque habría tiempo después una profecía dicha por el profeta Oseas donde se sustenta este argumento “… De Egipto llamé a mi hijo”, donde incluye al propio Señor Jesucristo y a todos los miembros de su iglesia.
Porque Dios es un Dios de poder y con poder nos saca de Egipto, que nos provee de cosas materiales en lo que ÉL llega a nuestras vidas a ser salvados por la fe en Jesucristo.
Ahora bien, Dios usa a Egipto para que sus hijos sean sustentados, de la misma manera que Él permitió que José conociera a Potifar y poco a poco fuera hallando gracia ante Faraón y ascender como gobernador de la tierra de Gosén.
Y por medio de dos pruebas sus hermanos fueron redargüidos fuertemente por el Señor a través de José para hacerles ver que si no es porque Dios tenía un propósito eterno en que José fuese apartado, él no estaría ahí donde estaba y ellos cargarían con ese pecado.
Y ya reunida la familia, los sueños de José fueron cumplidos y la descendencia de Abraham se estableció en Gosén, se fortaleció y creció por la mano de Dios en ese lugar.
Ese mismo Dios es ahora nuestro Padre hermanos míos, Él escogió a Egipto para tierra de nuestro sustento. Es nuestro Padre quien nos deja ahí para que estemos protegidos por Él hasta que el Señor Jesús viene a nuestro encuentro y nos habla del Padre. Es cuando creemos que él es el Hijo de Dios, el Enviado de nuestro Padre para declararnos toda verdad.
Porque si cuidó a su pueblo fielmente, ¿Qué no cuidará más y mejor a sus hijos? Amén.




Comentarios