“No son dioses los que se hacen con las manos”
- Cuerpo Editorial
- 10 dic 2017
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Estas palabras las registra el Espíritu Santo en el capítulo 18 del libro de los Hechos de los apóstoles y las atribuye a un conocido platero llamado Demetrio, que persuade a sus colegas de oficio de realizar una acción en contra de Pablo.
A saber, fue un suceso en el cual, por increíble que parezca, es el único capítulo donde se describe a un Pablo que no confrontó este alboroto directamente, sino que se sujetó a los hermanos creyentes, inclusive por creyentes en autoridad. Esto demuestra que en ocasiones, los siervos del Señor Jesús, tienen que tener la madurez e inteligencia espiritual para ceder ante las acciones del Espíritu Santo en la vida de los hermanos y de otras personas ajenas al evangelio. Transcribo los siguientes versículos:
23 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. 24 Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices; 25 a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 26 pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. 27 Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero. 28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! 29 Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. 30 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. 31 También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro. 32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido. 33 Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. 34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios! 35 Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? 36 Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente. 37 Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38 Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. 39 Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. 40 Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. 41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.
De lo anterior se desprende lo siguiente: Los ídolos de barro o cualquier otro material obedece siempre a una desviación astuta de satanás para alejarte de la voluntad de Dios, constituye una práctica comercial para ciertas personas con la complacencia del sistema religioso.
Los idólatras actualmente siguen el juego a esas personas en que viven del engaño para seducir las almas inconstantes en fijar en objetos inanimados e inservibles para las cosas de Dios. Todas ellas encubren el juego satánico para apoderarse de sus almas, así sean ricos, pobres, intelectuales, viejos, adultos, mujeres, hombres, jóvenes, etc.
El hombre religioso es incapaz de proferir palabras congruentes y de valor espiritual, su conciencia ha sido arrebatada y su boca sólo puede contener frases repetitivas, de ahí que los rezos son un fiel testimonio de su acontecer al solo estar repitiendo lo mismo, lo mismo y la mayoría de su disertación carece de sentido y hasta enajenante.
Veamos qué dicen los versículos 28 Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! 34 Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!
El culto a los templos y a los ídolos los hace el mismo hombre ya que han sido cegados e inutilizados en el entendimiento, el enemigo de Dios se ha encargado de poner velos en su vista y cerca en los oídos. Al respecto el versículo 35 ilustra: 35 Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter?
Han pasado 20 siglos y aun el hombre sigue cauterizando su conciencia a cosas materiales supliendo a la verdadera vida espiritual del Padre que sólo demanda tener fe en el Señor Jesús y nada de esto es venerar cosas materiales. Verdaderamente el enemigo de Dios seduce al hombre para que vean el entorno que envuelve al Señor Jesús en lugar de poner la vista en el Señor Jesús.
Y como habíamos escrito al inicio de este tema, el apóstol Pablo, sin decir palabra, fue guardado de toda esa turba que querían lincharlo a él y a los suyos.
El Espíritu Santo utilizó a los hermanos para que Pablo fuese guardado pues él ya había dado testimonio anteriormente. La gente mafiosa que lucraba con la fe errada de los efesios, vio en Pablo una seria amenaza a sus intereses, por lo tanto incitaron la turba de manera ilegal e incorrecta (ante la ley de los hombres y por supuesto, en contra de Dios). La razón es que Pablo debía estar listo para lo que convenía más adelante, y el Espíritu Santo, al no mostrarle nada, calló, viendo que Gayo y Aristarco eran los designados para dar testimonio en lugar de él ante el mundo y autoridades.
Incluso, la obra maligna de satanás quedó desecha incluso bajo las mismas reglas del mundo, como se mencionó anteriormente, con el poder de Dios cuando el escribano reclamó una envidia y pleito de unos cuantos se hiciera un escándalo en toda la ciudad. Salieron avergonzados y reconvenidos los precursores de este zafarrancho y Pablo sin un rasguño. ¡Aleluya! Nuestro Padre teniendo cuidado de nosotros. Incluso Gayo y los hermanos también salieron con vida.
Amigo lector, sigue orando para que el Señor vuelva a tus familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, de deporte, colegas y ciudadanos, de la contaminación de la idolatría y vayan al camino de salvación que es en Cristo Jesús. Amén.
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