¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado?
- Cuerpo Editorial
- 24 dic 2017
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Las palabras del apóstol Pablo resonaron como golpe de martillo en la cabeza al centurión romano. Hubiese sido un craso error haber azotado a un conciudadano. La ciudadanía romana era una posición social privilegiada en relación con las leyes, estatus social, propiedad y acceso a posiciones de gobierno, que se otorgaba a ciertos individuos a lo largo de la historia de la Antigua Roma y podía adquirirse por nacimiento, concesión o manumisión. Así, todo hijo de romano, nacido de un matrimonio legal, era romano. También lo era el individuo o la comunidad que recibían este privilegio como donación del pueblo o del emperador.
UNA LECCIÓN importante para los hijos de Dios en la actualidad es que nosotros debemos apelar a una ley ante la autoridad cuando vemos que no se cumple en nuestros actos. Las autoridades son puestas por nuestro Padre y deben atender las solicitudes y reclamos de sus hijos, siempre y cuando vulneren derechos humanos de sus hijos y si alguna falta se comete por imprudencia o diligencia los hijos de Dios pues habremos de pagar por ello.
El alboroto realizado por los judíos demuestra una vez más que ellos eran irracionales con los siervos del Señor Jesucristo. En muchas ocasiones están registrados estos sucesos en el libro de Hechos para que entendamos que el Espíritu Santo nos alerta acerca de la rebeldía de este pueblo a Dios y a Su Hijo Jesucristo. Aun en la actualidad el pueblo judío rechaza las enseñanzas de Jesucristo y solo tolera a las denominaciones traidoras sumisas y serviles ante ese pueblo desdeñado por el mismo Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Los primeros creyentes judíos demandaban a los siervos del Señor Jesucristo que los gentiles conocieran la ley para seguir ellos oprimiendo la libertad de los gentiles bajo este principio: Jesucristo -judíos- pueblo gentil, poniéndose ellos como mediadores entre Jesucristo y gentiles y desechando la verdad: Jesucristo- y todos los creyentes gentiles y judíos. En la nueva relación con Dios no hay interferencia: es Jesucristo el único mediador entre Dios y los hombres, reprobando la actitud mostrada por los primeros creyentes judíos.
El derecho en el mundo es la norma obligatoria para una convivencia social, pacífica y justa debe cumplirse por el bien de todos. El apóstol Pablo, pues, ejerció su derecho y nos ayuda a comprender nuestra posición en este mundo, debemos sujetarnos al orden establecido por las autoridades. No hay que criticarlos ni juzgarlos, hay que obedecer y cuando se vean actos ilegales asumir la defensa de los derechos que nos asistan.
La autoridad no puede ir contra la ley, de lo contario cae en injusticia y grandes problemas se acarrearan con esa conducta parcial e injusta. Debes asumir la espiritualidad cuando te lo demanda el Espíritu Santo. A continuación transcribo versículos del capítulo 22 de los Hechos de los apóstoles donde se sustenta lo anterior. Amén.
Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. 28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado. 30 Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos.
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