Más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
- Cuerpo Editorial

- 18 mar 2018
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Amigos lectores, ahora veremos en los siguientes versículos del capítulo seis a los Romanos hay una confrontación directa de la palabra a nuestra conciencia el versículo 15 dice:
¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.
16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
Los que somos hijos de Dios por la fe en Jesucristo sabemos que hay momentos de debilidad en nosotros a causa de la carne, a veces se piensa por ejemplo, que si bien de los diez mandamientos de la ley nos cuesta seguir siete, ahora los otros tres se aferran a nuestra carne y sostenemos una lucha contra nuestros miembros en Cristo Jesús (no en nuestra carne) y en ésta lucha, teniendo a Jesucristo como Señor, derrotamos al foco rebelde que quiere gobernar nuestra carne. Ahora amigo lector, imagine los libros de la ley, los ritos, sacrificios que marca la ley judaica… Para empezar, ya no hay templo y la ley que ellos pregonan ya no pueden hacer sacrificios, con esa simple situación los que siguen las leyes están destituidos de la salvación por no obedecer la ley.
Espero amigo lector observe que seguir una ley imposible de obedecer hace que todos pretendan o simulen la obedecen. El apóstol Pablo exclama que él es humano y por ende conoce la experiencia y vivencia de los seres humanos, y a través de una demostración sencilla explica que con los mismos miembros en que te desenvolvías en las inmundicias de la carne, ahora con esos miembros vas a resaltar la obra que realiza el Espíritu Santo en su carne. El corolario de los siguientes dos versículos es para advertir que no hay escapatoria: la conducta pecaminosa es la muerte, sanción impuesta al que cometer tales desobediencias. Acompañados por verdaderas promesas del plan destinado para la salvación del hombre:
22 Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
Con esto confirma que el creyente ha sido liberado del pecado, esto es, que la fe en Cristo obra dicha liberación, pues aunque aparezcan algunas debilidades durante nuestra vida, Jesucristo ya pagó por nuestras transgresiones y estamos al servicio de Dios con la santificación que no es otra cosa que apartarnos del mal y del mundo y como consecuencia la vida eterna.
No existe ningún versículo condenatorio en los primeros seis capítulos de la carta a los romanos. Solo es una explicación por el Espíritu Santo cómo Dios proyectó un plan de salvación de fe para el hombre y desea que te acojas a Él ya que por su propias palabras no hay nadie, ningún hombre que pueda ser salvo por sí mismo, se requiere la misericordia, el amor de Dios y la fe en su Hijo. El último versículo de ese capítulo:
23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Señala dos caminos para el hombre:
a) Escoges el camino de seguir envolviéndote en tu negativa de creer en este plan de Dios y sigues llenando tu vida de inmundicias en la carne y que el fin de dicha elección de vida es muerte; o
b) Te entregas a su plan de creer en su Hijo Jesucristo para vida eterna como muestra de su amor para el hombre. Quien escoge el camino de la fe, el Espíritu Santo proveniente del Señor Jesús recuerda las palabras que dijo en su ministerio: todo el que mi Padre me envía, no perderé a ninguno. Esa es la fe de la salvación: un regalo de nuestro Padre. Tú decides. Amén.
15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentada vuestros miembros para servir a la justicia. 20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.




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