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Editorial 209

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 7 abr 2018
  • 3 Min. de lectura

La paz y gracia del Señor Jesucristo en vuestro espíritu


Una vez durante una de muchas conversaciones que tenemos de sobremesa, un hermano en la fe de Jesucristo me preguntó si podíamos considerar en sentido literal o en sentido figurado el siguiente versículo: “Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén”. Este es el último versículo del evangelio de Juan.


Le recordé al hermano que es muy difícil encontrar una verdadera disertación espiritual de la interpretación de ese versículo. Sin embargo es importante no pasar por alto esta palabra inspirada por el Espíritu Santo.


El Señor Jesús vino a su pueblo para volverlo al camino de obedecer la ley en justicia, en fe, en el amor; amor que él estaba dispuesto a demostrar dando su vida para ser salvos. Él cumplió con la ley durante su vida y el ministerio, Él vino a desenmascarar a los falsos religiosos, que se podía cumplir con la ley y que éstos constantemente la torcían para sus fines hipócritas.


Esto constituye una prueba más del amor y justicia de Dios para salvar a su pueblo. Israel fue escogido, instruido, visitado y amado y no quisieron el tiempo de Dios. Jesús, al ver el rechazo, se dirigió con toda la demás población de Israel. El pueblo creyó, sin embargo, los religiosos y fariseos hacían todo lo posible para que no creyeran a sus palabras. Jesucristo dirigió las buenas nuevas a un pueblo sojuzgado por cargas religiosas que les imponía una casta sacerdotal sin temor a Dios, que resultó un bálsamo y refrigerio en esa dura etapa que padecía la nación israelita.


La palabra de Jesucristo era fácil de entender para los que escuchaban y creían en él, mas Jesucristo ante tal negativa y rebeldía del clero habló luego en parábolas a los judíos religiosos, para que no entendiesen y se convirtiesen. Un juicio estaba próximo a cumplirse y ciertamente el castigo se acercaba. Usted amigo lector, pensará que este editorial se alejó de la pregunta inicial y no.


El Espíritu Santo guardó en los cuatro evangelios la palabra necesaria para ser sabios en la salvación. No quería que los demás episodios de la biblia que vivió Jesús en su primera visitación se describiese para no dar margen de desviación del cumplimiento de la Ley Mosaica. Ley que no dejará de tener vigencia pues con ella se juzgará al mundo. Recordemos que Jesucristo vino a los suyos (el pueblo de su Padre) a convencerles que en fe, esperanza y amor la ley podía cumplirse sin problemas. Pero ellos le reconvinieron no aceptando tal mensaje y echándole fuera de su vida.


Y los hijos de Dios, en el tribunal de Cristo seremos juzgados con lo que hicimos en nuestra carne con la palabra del Señor. Una gran diferencia. Así que muchas de las cosas que hizo el Señor actuó conforme a la Ley Mosaica para cumplirla ante los estupefactos y airados ojos del clero corrupto. Los que saben de derecho saben que no puede haber dos ordenamientos jurídicos que traten sobre los mismos supuestos, así que en ese tiempo el Señor Jesús vivió en la ley y enseñó su palabra para los discípulos porque la ley estaba aún vigente, posteriormente con su muerte, resurrección y nueva posición delante Dios la palabra del Señor Jesús prevalece ahora sobre toda cosa enseñada.


Preguntémonos: ¿Cuánto tiempo nos tardaríamos en leer los cuatro evangelios? ¿5 horas, un día, día y medio? Ahora imaginemos si nos hubiera descrito todas las obras que hizo día por día en sus tres años de ministerio, no lo alcanzaríamos a comprender, mucho menos una biografía completa de su estancia en este mundo …


Hoy en día somos pocos los creyentes que leemos el Nuevo Testamento. El Señor Jesús estuvo desde la fundación del mundo, no podría habernos hablado de todo lo que él vio ¡sería imposible describir tanta situación!: oídos que escuchen, mentes que procesen, manos que escriban, tinta y papiro que registrasen tanta descripción. Por tanto Juan no exagera, sabe que muchas de las cosas que hizo no se registran y todavía ¿para qué los creyentes tengan en poco el Nuevo Testamento? Estoy enteramente de acuerdo con lo escrito en el último versículo de Juan. Amén.

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