¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

Hoy en día, en plena desobediencia a Dios los hombres que se ponen al frente de sus congregaciones hablan del antiguo testamento y de cosas que no entienden, pues el Espíritu Santo no habla en ellos sino su carne y engañados por satán no se cansan de leer el antiguo testamento (favor de leer el blog Los evangelistas). No hablo de religiosos, sectarios, esotéricos, ateos y demás, sino de los que se dicen ser creyentes de Jesucristo, pero en su corazón están lejos de obedecerle.

El versículo 13 constituye un principio de fe espiritual valedero para la eternidad al escribir el Espíritu Santo por Pablo: porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

El evangelio anunciado lo constituye la palabra del Señor Jesucristo en las naciones gentiles, no tenemos qué estudiar a los judíos y al antiguo testamento. En diferentes blogs algunos hermanos han explicado y discernido con diferentes argumentos e interpretaciones lo nocivo que es para la vida espiritual del creyente revolver el antiguo con el nuevo o seguir leyendo el antiguo pacto como algo a seguir, cuando el mismo Señor Jesús declaró: Yo soy el camino, la Verdad y la Vida. Palabras que se deben seguir para vivir una vida plena con Dios y recordar lo escrito en Colosenses: Dios encerró todos los tesoros de la sabiduría en Cristo.

Por eso el título de este tema obedece a una gran esperanza que tiene el mundo incrédulo de atender la expresión de vida: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Los evangelistas deben de procurar enseñar a Jesucristo como el Hijo de Dios y su palabra y exhortarlos a leer el nuevo pacto. Pero los falsos ministerios de pastores enseñan a revolver el antiguo con el nuevo y confunden a los creyentes que se apartan del conocimiento de su Señor.

Estén alertas amigos lectores de los que se ponen al frente de sus reuniones. Así que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios. Leer el antiguo testamento sólo obedece a confirmar que el Señor Jesús es el espíritu de la profecía, constituyendo la esperanza del pueblo judío para que lo recibiese, algo que nunca hicieron hasta el día de hoy. El versículo final del capítulo 10 de Romanos constituye una semblanza de lo que es el amor y la paciencia de Dios para con el pueblo de Israel y la ingratitud de éste con su Hacedor. Ya Isaías profetizaba que el pueblo judío no iba atender al llamado del advenimiento del Señor Jesús y no le escucharon ni le creyeron.

Así que amigo creyente en Jesucristo ¿usted quiere acercarse a su Señor y Salvador o quiere ser como Israel rebelde o contradictor? Con el amor de nuestro Padre, le anunciamos que crea al anuncio de las buenas nuevas: manifiéstese al Señor Jesucristo como su seguidor y él se manifestará ante usted y como dice la escritura: No será avergonzado. Amén.

12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;

13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?

15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito! Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

16 Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?

17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

18 Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, Por toda la tierra ha salido la voz de ellos, Y hasta los fines de la tierra sus palabras.

19 También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; Con pueblo insensato os provocaré a ira.

20 E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; Me manifesté a los que no preguntaban por mí.

21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.