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Editorial 212

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 28 abr 2018
  • 2 Min. de lectura

La paz, gracia y conocimiento del Señor Jesucristo en vuestro espíritu


En las últimas décadas la humanidad, en franca hipocresía, se preocupa por los diferentes choques bélicos de algunas naciones para horrorizar las mentes débiles con las supuestas guerras por la libertad y la democracia.


Con torpeza e ignorancia algunos dirigentes de esas guerras usan a líderes religiosos, sectas, denominaciones, medios de comunicación para correr el rumor de que las guerras son inevitables y le dan un valor por defender la fe de la religión.


El ÚNICO MOTIVO para iniciar guerras es crear negocios multimillonarios que solo van a beneficiar a unos cuantos ante la complacencia de los diferentes organismos internacionales, sabiendo que dichas acciones en la mayoría de ellas no tienen fundamento ni sustento real y obedecen a supuestas conjeturas en aras de apropiarse de recursos naturales. Todo para engañar a la opinión pública de estar amenazados los principios de coexistencia pacífica de los hombres.


Las consecuencias las paga gente inocente impulsada por un falso patriotismo, llevada como carne de cañón por la desesperanza y aflicción de sus familias. Los que organizan guerras son tan viles que no envían a sus hijos o familiares a las contiendas bélicas porque saben que detrás sólo hay intereses económicos. Los fabricantes de armas, coludidos con los políticos y líderes de estado compran los sermones de los principales líderes religiosos para cauterizar las conciencias de sus prosélitos para adormecerlos en inútiles rezos por la paz.


Utilizan también a organizaciones ateas para atacar con argumentos del orden de “si Dios existiese no permitiría estas guerras”… Otros insensatos cuestionan y echan la culpa a Dios de lo que acontece. Se olvidan que el príncipe de este mundo es satanás y es el padre de mentira, es homicida y es ladrón. Este mundo es gobernado por el enemigo de Dios, que hace que los hombres peleen para exterminarlos y acaben pronto en el hades.


Los hijos de Dios descansamos en las profecías del Señor Jesús. “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”.


Jesucristo es el príncipe de paz, su lección más importante es vivir en paz en este mundo puesto que la contienda no es la solución del conflicto, sino separa las partes, la paz es la fortaleza de los hijos de Dios. Nosotros no somos de este mundo, nuestro pensamiento y acción es hacia la paz y si por alguna causa contendiéramos es para testimoniar de la fe, con la gracia y por nuestras obras de fe. Debemos poner atención a la palabra del Señor Jesucristo pues él nos guardará de todo mal.


El nuevo testamento es la lectura espiritual idónea para comprender los momentos actuales. Los hijos de Dios por la fe en Jesucristo nos es necesario leer la escritura porque sabemos que Jesucristo no tiene caducidad ni prescripción, su palabra es vigente y él es el mismo ayer, hoy y siempre. Amén.

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