Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
- Cuerpo Editorial

- 28 abr 2018
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Vamos analizar o discernir los primeros once versículos del capítulo diez de Romanos y lo vamos a dividir en tres partes.
Iniciamos con el primer versículo en donde vuelve a reiterar Pablo su amor al pueblo judío, aunque reconoce que el pueblo judío no es salvo por no creer y aceptar a Jesucristo y por eso de sus oraciones para salvación.
Versículo 1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación.
Este celo también sucede con los colaboradores de este blog al ver que muchos creyentes dejan al Señor Jesús por una visión engañosa de ir tras un pueblo y una ley que no es para nosotros. En verdad todos los días de nuestra vida le pedimos al Padre, autor de la operación de evangelización en este mundo y al Señor Jesucristo que envíen hermanos dotados con todo el poder del Espíritu Santo para que ejerzan sus ministerios.
Los versículos del dos al cinco se relacionan con el primero al explicar que el pueblo tiene celo por obedecer a Dios, pero no han logrado entender la nueva disposición de nuestro Padre. Esto es la nueva ciencia para las generaciones (note amigo lector que la palabra que tanto usan los científicos para descreditar a Dios es de hecho un término utilizado por Él para explicarnos su voluntad como máximo fin de sabiduría) y los describe que siguen sus propias opiniones y no se sujetan a la nueva justicia de Dios. Por eso el Señor Jesús les dice rebeldes.
El fin de todas las edades antes del Señor Jesús es el mismo Cristo. El universo existe por él, para él y en él. Su primera venida es la culminación de la profecía de nuestro Padre y la segunda venida representa la coronación de dicha misión profética a fin de que judíos y gentiles tengan la misma gracia de salvación.
La ley tenía por precepto ser cumplida para justicia, así lo enseñó Moisés al pueblo judío. La justicia de Jesucristo es creer para salvación. Ahora la obediencia es para su palabra y la fe, la esperanza y el amor emergen en este mundo con el poder del Espíritu Santo.
Leamos:
2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
3 Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios;
4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
5 Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas.
Los versículos del 6 al 11 son tergiversados por el sistema religioso romano para confundir y enseñar que se refiere a ir al cielo después de morir o irse al infierno si te portas mal. Muchos creyentes siguen estos dogmas católicos en su corazón y eso es totalmente falso ya que los contextos de los primeros versículos se refieren a la ley y a Moisés, por lo que deben de tener una relación con el conocimiento judío solamente.
Jesucristo estaba en el Padre. Con la venida de su Hijo para la anunciación de las buenas nuevas a su pueblo quedó establecido él es el único autorizado por Dios para dar a conocer la palabra de ciencia de salvación para todos los hombres. Todo otro mensaje quedó sin vigencia porque esta palabra anunciada desde el mismo inicio de la humanidad ya se ponía en marcha y los judíos conocedores de los libros antiguos se resistieron al creer, al ver a Jesús desprovisto de toda gloria y vanidad humana.
Con solo oírle y creerle bastaba para congraciarse con Dios. La justicia se expresaba por la fe, no había necesidad de subir al cielo para conocer esa verdad. Jesucristo representa la verdad para todos los hombres y él por voluntad del Padre vino a darla a conocer, recordando que el justo por la fe vivirá.
La nueva posición de Jesucristo es estar a la diestra del Padre, así pues busca a Jesucristo en lo espiritual, porque él es quien vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. El verdadero significado de estos versículos es conocer a ciencia cierta la perfección del plan de salvación y que la única misión del hombre es confesar con la boca que Jesús es el Señor y creer en su resurrección y ser salvo. Se hace una distinción de la función de estas palabras.
Creer con el corazón es para justicia
Confesarla con la boca para salvación
Ese es el ciclo de nuestro obrar y su resultado es un tema ya visto en un anterior blog y que vuelve a repetirse para que lo vivas. La Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Vive por fe y en la salvación, es tu parte en el reino de Dios en tu vida. Amén.
6 Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo);
7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos).
8 Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.




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