top of page

Se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 19 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

A las personas que están en algún ministerio, delante de Dios y delante de Jesucristo, el Espíritu os dice:


TODO LO QUE POSEEMOS, en cuanto a lo espiritual digo, todo ha sido dado de parte de Dios, como administradores, supervisores, dadores, ejecutores de estos conocimientos para nuestra clientela, la grey.


No se nos olvide nunca, hermanos que presiden algo, nuestro sombrero con el que saludemos sea de humildad, nuestra sonrisa sea el amor hacia Jesucristo otorgado a los santos a nuestro cargo y responsabilidad. Nuestro sudor sea dedicado a nuestro Obispo sentado a la diestra del Padre, nuestro llanto y sufrir sea ofrecido a nuestro Pastor que nos proveerá de consuelo y fortaleza para seguir adelante. Que toda gloria recibida hay que canalizarla INMEDIATAMENTE al trono de nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo. Esos dineros espirituales (glorias o alabanzas) no podemos quedarnos con ellos sino pagar nuestra deuda de fe y salvación a quien nos brindó, no solo la salvación sino la encomienda de llevar almas a la edificación de la fe que nos fue dada. Pagando a tiempo atesoraremos recompensa, no de hombres mortales, sino del mismísimo Dios Viviente. Esto es ser fiel. Debemos tener confianza en ser lo más irreprensibles que se pueda.


No podemos juzgar a la ligera, sino sopesar cada situación conforme sea requerido. No hacerlo como jueces implacables, puesto que Juez solo Dios, sino como hermanos con el poder del Espíritu Santo para tomar decisiones importantes en el transcurso de la vida, cuidando nuestro propio testimonio, porque de la manera que tratemos seremos tratados. Así que no podemos abusar de nuestra humilde prerrogativa dada por Cristo, pues él nos demandará de ello en su tribunal.


Cualquier asunto que se mantenga en secreto por cualquier circunstancia, tengamos paz: habrá de desvelarse de cualquier forma y toda obra mala saldrá a la luz y toda obra buena recibirá su alabanza de Dios. Pablo menciona que pone de ejemplo su ministerio junto con el de Apolos, no como vanagloria, sino como dos iniciadores de ese bello ministerio, el apostolado. Ministerio que cualquiera presuma poseerlo, debe andar como Pablo. Los honores de un apóstol genuino se mide en: persecuciones, hambre, vituperios, desprecio, cansancio, etc., y no en elementos superfluos como riqueza, fama, poder, presencia en los medios como personajes ilustres, etc. El apóstol no se menciona como alguien digno de ser alabado, sino alguien en ser apropiadamente imitado.


Por tanto, recuerdo lo siguiente: no se envanezcan unos con otros. No presuman sus dones entre ustedes, no se vanaglorien de sus comodidades ni tampoco de la mención que tenemos en la escritura como colaboradores de Dios. Porque nuestro trabajo una vez iniciado no tiene descanso, no tenemos vacaciones como tampoco tenemos privilegios. La única forma de dejar el cargo como conviene es porque el Espíritu ya tiene nuestro reemplazo natural… Dado por Jesucristo mismo y porque enfrentaremos la hora gloriosa del menguar. Lo que somos y tenemos, en cuanto a lo espiritual digo de nuevo, no es nuestro: es arrendado a nosotros por Jesucristo, quien ha confiado en nuestras manos este proyecto, salvaguardar sus intereses en esta Tierra. Así, olvidémonos de decir: “Yo soy…” porque carne y hueso somos, pero lo que somos es por Su Gracia y misericordia de llevarnos a Jesucristo y Cristo nos revela lo que es Dios para nosotros, ellos y el hombre natural. De modo que, nada es nuestro, todo es prestado y debemos regresarlo en la mejor condición posible. ¿Quedó claro? Nada de soberbia y todo sea humildad, decencia espiritual, responsabilidad, paciencia, dominio propio. El Espíritu habla, hay que oír lo que dice. Amén.


Leer el fundamento en que se basa este tema a continuación:


1 Corintios 4:1-8 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. 3 Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. 4 Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. 5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. 6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros. 7 Porque ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? 8 Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. !!Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!

Comentarios


Si tiene alguna duda, sugerencia o comentario, no dude en ponerse en contacto con nosotros al siguiente correo: lasanadoctrina2014@gmail.com

 2025 Buenas Nuevas, Mty. Mx.

bottom of page