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Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.

  • Foto del escritor: Cuerpo Editorial
    Cuerpo Editorial
  • 14 sept 2018
  • 4 Min. de lectura

Amados hermanos en Jesucristo, paz y salud les sean prodigadas ampliamente, saludos, amén.


Pues bien, como se mencionó recientemente acerca de tres espíritus malignos que circundan y afectan el pensamiento humano en los roles de los dos géneros humanos creados por Dios, el apóstol Pablo comienza a dar explicación precisa del por qué en términos espirituales Dios tiene un orden.


Cuando Dios creó la Tierra y todo lo que está en ella, estableció las diferentes leyes, estructuras, controles, mandos, cadenas y ciclos para que toda su creación esté ligada y exista un equilibrio perfecto. Entre las diferentes especies y elementos físicos se tiene una medida de interacción establecida por Dios. Nosotros, como pináculo de esa creación no somos inmunes a tal interacción. Por lo mismo entre los dos géneros también hay una estructura.


Dios creó al varón a su imagen, conforme a su semejanza. Por imagen es reflejo, es decir una imitación idéntica que depende del original para subsistir. A su semejanza, porque tiene el mismo estilo de ser y estar, aunque en menor medida. Por tanto, tiene voluntad, poder de decisión e injerencia como Él, pero limitado su radio de acción. Luego la mujer fue creada para complementar al varón bajo la premisa de: “No es bueno que el hombre esté solo” y siendo la compañera, el otro 50 % para perfeccionar la especie.


Pero Pablo establece por el Espíritu que el hombre es cabeza de la mujer por cuanto ella salió de él. Él es el enlace entre Dios y la mujer porque la mujer fue creada por causa del varón. Es decir, primero en tiempo, primero en derecho. Ya se explicó qué conlleva ser cabeza de la creación.


Luego Cristo es cabeza de todo varón, sea creyente o no. ¿Por qué? Porque sólo él es el enlace entre Dios y el género humano, varón y mujer. No se puede acercar a Dios sino solo a través de Jesucristo y aquí ya hay un equilibrio, también Dios se acerca a la mujer, mas solo a través de Jesucristo y aquí el varón no es necesario. Aquí el punto medular de discusión es este ¿luego el varón es igual a la mujer? En cuando a fe y salvación, SÍ. En cuanto a deberes y obligaciones, NO. Cuando se unen en matrimonio, el hombre es responsable de su mujer por cuanto espiritualmente la une a su costilla siendo esa sola carne responsable de procrear familia y ser testimonio AMBOS y como UNA SOLA CARNE de Jesucristo.


Da Pablo ejemplos prácticos qué implica ser mujer y qué implica ser varón. Por eso no somos iguales en los deberes y obligaciones para con Dios y Jesucristo en cuanto a sus asuntos espirituales se refiere.


Finalmente, establece que Dios es la cabeza de Cristo. Porque no debemos nunca olvidar que Jesucristo es el Hijo de Dios, él vino en total obediencia a enviar el nuevo mensaje de salvación. Él se sujetó en todo al Padre. Y del Padre viene todo esto. Así que todos, como hijos obedientes, debemos estar sujetos a sus designios.


Establece Dios, además, que el hombre necesita de la mujer porque procede de ella mediante el nacimiento de la matriz al término del embarazo, mas del mismo modo la mujer necesita de la simiente del varón para poder procrear más individuos en la figura de hijos. Este mecanismo de equilibrio no puede ser roto ni alterado. Al día de hoy, no se puede nacer sin un óvulo y espermatozoide unidos. Y aquí el Señor pone un punto final en cuanto a esta discusión estéril de “supremacía”.


Especifica que la mujer debe dejarse crecer el cabello porque le sirve como velo de honra, pudor y decencia ante el hombre y ante los ángeles. El varón debe procurar cortarse el cabello porque debe ser su cabeza quedar descubierta y estar cerca, como antena receptora, de Dios. Pero el enemigo se encarga de -como siempre- de sabotear todo lo que provenga de Dios.


Se pone a continuación el fundamento escritural, no sin antes mencionar que espera el cuerpo editorial que el amor y la inmensa sabiduría espiritual sea plena en ustedes amén.


2 Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué.

3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.

4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.

5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.

6 Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra.

7 Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.

8 Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón,

9 y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.

10 Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.

11 Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón;

12 porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.

13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?

14 La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?

15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello.

16 Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.


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