No quiero hermanos que ignoréis acerca de los dones espirituales.
- Cuerpo Editorial
- 15 sept 2018
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A toda la comunidad creyente en Jesucristo que nos leen, paz y gracia les sean multiplicadas en su amor, amén.
El capítulo doce de la primera carta a los Corintios establece un parámetro vital acerca de quien hable de Cristo. Si habla por el Espíritu jamás le dirá anatema y además le confesará como Señor en un acto de concordancia de los propósitos espirituales de Dios. No se puede hablar de Cristo y al mismo tiempo ir en contra de sus mandamientos. Así de claro y sencillo.
Luego apunta que, aunque el Espíritu es el mismo, otorga dones a los creyentes con base en su espiritualidad y anhelo de servir a Cristo para crecimiento y provecho primeramente personal y luego en la congregación. De la misma manera el Señor da esos ministerios a quienes considera aptos para la ejecución de los tales y finalmente Dios, el Padre.
Los dones que el Espíritu brinda son, según como él quiere:
Sabiduría
Ciencia
Fe
Sanidad
Hacer milagros
Profecía
Discernimiento de espíritus
Hablar en lenguas
Interpretación de lenguas
Y la explicación exacta es que un cuerpo (por ejemplo, humano) se compone por una compleja red de diferentes células, tejidos, partes que conforman un todo. Todos son necesarios para el cabal funcionamiento del mismo, sin embargo, cada quien debe realizar su propia función, como ejemplo:
La vista, provee información del exterior acerca de nuestra posición. Permite podamos tomar cosas y alejarnos del peligro, percibir en color y nítidamente la naturaleza y entre más cosas accedemos al concepto espacio.
El sistema tegumentario, la piel, es la expresión del sentido del tacto. Permite que podamos percibir el calor, la humedad, la presión, el dolor, etc., y actuar ante sus diversas variaciones para lograr nuestro confort y supervivencia.
Y así podemos describir órganos como el páncreas, cerebelo, cabello, uñas, etcétera, pero el fin es que Dios, como creador, permite que Pablo por el Espíritu use esta paráfrasis para demostrar que la iglesia es un ente espiritual vivo cuyos miembros somos nosotros. Todos los que creemos en que Jesucristo es el Hijo de Dios. Por eso no podemos aspirar a decidir qué queremos ser, porque el Señor y el Espíritu deciden.
Nadie puede decir: “Yo quiero ser pastor”, “yo quiero ser apóstol”, “quiero hacer milagros”, “quiero discernir espíritus” en el estricto sentido de arranques almáticos sin sustento, sino que hay que esperar a que Cristo decida y al Espíritu le plazca otorgarnos algún don o ministerio. No podemos tampoco menospreciar dones o ministerios pues regalos son y hay que aceptar con gozo, humildad y mucho sentido de la responsabilidad.
Aunque hay dones más prestigiosos, no nos toca a nosotros desdeñar ninguno. Recordemos que todo lo que hagamos es para el bien del cuerpo y por ende, en beneficio de la iglesia de Cristo, la hermandad, de Cristo mismo.
Procuremos humildemente lo mejor, menciona el apóstol y así habremos de hacerlo todos. Ponemos la escritura donde se basa esta enseñanza y que el Señor Jesús conceda a los que aún no saben qué rol jugar al interior de la iglesia, les revele prontamente y que el Espíritu Santo tenga a bien revelar y soltar los dones sobre los hermanos, amén.
1 Corintios 12
No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.
2 Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos.
3 Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.
7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.
8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;
9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.
10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?
18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
20 Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
22 Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;
23 y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba,
25 para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.
29 ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?
30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?
31 Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.
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