Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
- Cuerpo Editorial
- 20 oct 2018
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Amados hermanos en la fe, colegas de este camino hermoso llamado Jesucristo: sean ustedes llenos del amor y la paciencia para resistir al espíritu del mundo, amén.
El apóstol Pablo, por el Espíritu Santo, aplica una ley que en física se conoce como acción y reacción. La primera consecuencia es la muerte que entró en la esencia del hombre natural en las personas de Adán y Eva tras la transgresión hecha al comer el fruto prohibido. La segunda, la reacción, es la muerte del Señor Jesucristo en la cruz con la cual constituye el grifo que depura y permite podamos desfogar tanta podredumbre que el pecado y la muerte tiene al género humano en general.
Y no solamente pagar por los pecados, sino que, además, la potestad de vivir nuevamente, pero esta vez eternamente y en perfección dada por Dios. ¿Qué más podemos pedir? Cristo paga por los pecados y él había de resucitar, gozando de esa victoria que Dios le dio sobre la muerte que no pudo retenerlo. Y nosotros en su venida, la experimentaremos cuando ya sea estemos vivos o durmamos seremos transformados en un abrir y cerrar de ojos.
Pero antes, el Señor Jesús como Rey de Reyes y Señor de Señores, habrá de hacer guerra contra los enemigos de nuestro Dios y Padre, vencerlos, someterlos y traerlos a Su presencia para ser enjuiciados. En el día postrero no habrá más misericordia, ni tiempo, ni tierra ni nada que postergue más esto. Después de estas cosas nos es revelado que Cristo mismo se sujetará a Dios y regresará todo a Sus manos.
Pablo nuevamente, con ironía implacable, fustiga a los que engañan, haciendo ver lo necio de sus dichos acerca del sinsentido que no son capaces de ver, al serles velado el entendimiento por su rebeldía. De modo sencillo y tajante dice: “no erréis, las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”.
Termina el Espíritu por boca de Pablo, dándonos un consejo: “Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo”.
Ponemos a continuación el fundamento escritural sobre el cual basamos este tema. Roguemos y oremos hermanos, para que lo que tengamos no nos lo quite nadie, es mejor apartarnos de esos que predican mentiras.
El amor, la sabiduría y la paz del Señor Jesús, estén en ustedes amados hermanos, amén.
1 Corintios 15:20-34:
20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.
25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.
28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?
30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?
31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.
32 Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.
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