“Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados: con toda humildad y man
- Cuerpo Editorial

- 30 jul 2019
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Continuamos amados hermanos a partir de Efesios 4: 7, donde el apóstol Pablo menciona que por definición no somos iguales en configuración, pero sí en esencia. Por tanto, cada quién tendrá su propia personalidad, retos, debilidades, anhelos, fortalezas, virtudes y rumbo de la vocación al servicio de Dios por Cristo Y TODOS convergiendo en torno a la Deidad.
Precisamente, menciona un texto antiguo con la cual el apóstol basa su explicación de lo anterior y pone como base de razonamiento para lo que continúa: Dios dio dones a los hombres.
Todos somos valiosos para Dios (incluyendo los inconversos). Por eso el Señor, en su Omnisciencia y Omnipresencia nos pule y forma en lo individual para estar lustrosos.
Del mismo modo que Jesús bajó a modo humano primero y luego al lugar de los muertos y desde ahí lo levantó el Padre hasta exaltarlo a lo sumo, con nadie más que él en poder e influencia sobre toda la creación más que Dios mismo, así también en su libertad total el mismo Cristo con la anuencia del Padre decide quién ocupe los diferentes cargos dentro de la iglesia con cierto orden de prioridad.
apóstoles
profetas
evangelistas
pastores y maestros
Cada uno de estos perfiles tiene su particularidad, campo de acción y esfera de influencia, por tanto, son complementarios y a la vez mutuamente excluyentes, es decir, los apóstoles no pueden ser maestros, sino fundadores y capacitadores solamente. Los profetas no pueden pastorear sino dar mensajes como emisarios. Los evangelistas son los que están siempre fuera, de lugar en lugar preparando camino a los apóstoles. Los que fungen como pastores su deber es quedarse en casa y atender a las ovejas, procurando su agua y bebida (Cristo formándose en las ovejas) no esté adulterada. Por parte de los maestros, deben explicar, dar a conocer y enseñar los misterios de Dios y Cristo. Y en acción conjunta tanto pastores como maestros encauzar a la grey a que encuentren su vocación y la practiquen, todo dentro del marco espiritual impuesto por Cristo.
El propósito de esto es que todos estamos al mismo nivel espiritual, en franco ascenso hacia el tamaño, dimensión y especificación del varón perfecto (Cristo). Mediante la edificación, pastoreo, enseñanza, demostración y disertación sustentados en la sana doctrina del Señor Jesús, se logrará esto.
No desea Dios todos seamos niños, sino siempre haya adultos (los experimentados y veteranos en la fe dentro de estos perfiles espirituales) eduquen y formen a los niños (los nuevos creyentes) de continuo de aquí a que se acaben los tiempos con la venida de CRISTO. Esta es la instrucción espiritual dada por Dios a Adán y Eva: Creced y multiplicaos. Ahora nosotros debemos seguir obedeciendo esta palabra fielmente.
Ser niños implica ser manipulables, débiles, influenciables, ser presa de falsas doctrinas, engaños y embustes del diablo y de hombres contumaces. Por eso necesario ser pacientes, humildes y mansos, dado que esta labor de formación e instrucción de los nuevos creyentes no es sencilla.
Esta es la sociedad perfecta que el hombre siempre ha querido tener y disfrutar, pero tal privilegio le ha sido negado porque le fue concedido solo a Jesucristo: creador de la sociedad perfecta que es su iglesia, basada en fe, amor y esperanza, de los cuales el amor, a través de la ayuda mutua es la vitamina que fortalece al cuerpo de Cristo, haciéndonos resistentes e inmunes a toda estratagema, artimaña mediante la astucia de detectarlas, evitarlas y eliminarlas.
Hasta aquí la segunda y última partición de este tema. Lo anterior está basado en Efesios 4:7 al 16. Paz y conocimiento de Cristo sea añadido a ustedes amados hermanos, amén.
7 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8 Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. 9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.




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