Editorial 374 - Piedras vivas, profecía dicha por Juan el Bautista por el Espíritu
- Cuerpo Editorial
- 6 jun 2021
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Actualizado: 15 jun 2021
Amados hermanos, que la paz, el amor y la consolación del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, en su espíritu, amén.
Muchas veces nos vemos confrontados acerca de la utilidad o propósito de nuestra fe, como si tuviéramos por fuerza que ser o lucir como personas con poderes extra tipo superhéroes, o una falsa imagen de seres enajenados y distantes como huraños del mundo, lo cual no es así. Si bien, el camino de la renunciación es no dar prioridad a lo pecaminoso del mundo, sí lo es seguir estando en él para que precisamente la luz del Señor Jesús -fulgurando en nosotros- se manifieste ante todos.
Al respecto, les cuento una maravillosa sorpresa para quienes desconocen todavía este misterio: el SEÑOR JESUCRISTO es el único que nos pasa de muerte a vida, cuando le confesamos, creyendo de todo corazón y con voz audible que él es el Hijo de Dios y que Dios le levantó de los muertos.
¿Por qué? Porque es voluntad del Padre. Así nomás, simple y sencillo es esto. Él determinó esa potestad desde antes que Jesús fuese comisionado, pues por medio de revelación del Espíritu le fue encomendado al profeta Juan el Bautista dar juicio de separación y divorcio eterno al clero judío, supresor de la fe en Dios con los nuevos designios del Padre para los postreros tiempos. En Mateo y Lucas están las dos enseñanzas donde el mismo Espíritu da cuenta de las palabras precisas que sellan el destino de muerte espiritual a esa religión prevaricadora, pues textual se lee en Mateo 3:
7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,
9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
Los representantes religiosos de ese pueblo tan plagado de desesperanza fueron reprendidos duramente por su inacción de restaurar la fe en el Dios de Israel y además, les dio semejante comparación a víboras, animales inmundos según lo establecido en la tradición mosaica. Después, los insta a que se arrepientan, es decir, dejar esa mala manera de vivir y engañar para que pasen al poder del perdón y restauración del gran Dios.
Sin embargo, sabiendo el profeta que no lo harían - ¿cómo dejar ir su poder e influencia en pos de algo que ellos ni siquiera creían? - les echó fuera en sus propios términos de apego religioso, dogmático y terrenal. Usando la paternidad de Abraham como señal de descendencia y ser partes de la promesa de ser parte del pueblo de Dios como hijos de sangre, ahora la paternidad de Abraham sería redefinida al dictar Dios (como Supremo Creador) su nueva voluntad: hacer nuevos hijos, así como lo hizo al pactar con Abraham, pero ahora para Sí mismo. Si comenta a Abraham es para asegurarles que Dios, así como estableció el pacto con el patriarca israelita tiene el poder de cambiar este pacto. Y lo hizo a través del Señor Jesucristo, el nuevo receptor del pacto que hizo a Abraham. De manera que, Abraham seguiría recibiendo hijos, pero no más a través del antiguo pacto, sino a través de la sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios. Y más que hijos de Abraham, somos hechos hijos de Dios por la fe en Jesucristo, nuestro Señor, Salvador y Maestro.
Y tiempos después según lo relatado por Mateo, en el capítulo 24, el Señor Jesús profetizó la caída de la piedra física -el templo, la religión- cuando dijo:
1 Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.
Cumpliéndose no solo en el año 70 de nuestra era, sino que ahora todo lazo con el Padre es través del lazo espiritual, que es Cristo Jesús, Señor nuestro.
Y respecto a que la religión judaica quedó desterrada para siempre, puede encontrarse cuando en Juan 8 el Señor Jesús les dice:
39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.
40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham.
41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.
46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?
47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
Y en consecuencia, todo lazo con el judaísmo es lazo con el diablo y no con Dios.
El punto, queridos hermanos, es que cuando el Señor da profecía la cumple. En el Señor Jesús se cumplió esta profecía y nuestro amado hermano Juan el Bautista fue el encargado de comunicar al pueblo de Israel los cambios de la Voluntad del Altísimo acerca de cómo tener comunión con Él. Ellos no aceptaron el cambio en las condiciones y prefirieron ser echados fuera para que la iglesia gentil apareciese.
Así que, en pago de su incredulidad, soberbia, desdén y sobre todo, hacerse responsables la sangre de Jesucristo fuese derramada en las afueras de Jerusalén, Dios obró el milagro de hacerle nuevos hijos a Abraham -sin romper el pacto hecho con él- al crear hijos de las piedras, antes sin vida y estériles, ahora fundamento de la iglesia del SEÑOR JESUCRISTO. Y esta gracia, mientras permanezca vigente en lo que él viene, habrá que creerse para que formemos parte de este edificio espiritual, el cuerpo de su futura esposa.
En consecuencia, nada les debemos a ellos, puesto que ellos son deudores y en virtud de lo cual deben pagar su impuesto por su propia cuenta ante el Padre, renunciando a esa religión pervertida y perversa totalmente y pasar a ser hijos, no tanto de Abraham sino de Dios, a través del Señor Jesucristo, la piedra angular desechada por los edificadores, cabeza del ángulo y Roca de Salvación. Amén.
La paz, el gozo, el consuelo, el amor y la gracia del Señor Jesucristo sea en ustedes en su espíritu amados hermanos, amén.
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