Editorial 534 - El mundo seductor
- Cuerpo Editorial

- 27 jul 2024
- 2 Min. de lectura
Que la gracia, paz y amor del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.
Estuve observando una película de romance, drama y que se relaciona con la muerte y por el Espíritu puede atisbar cómo el mundo atrapa a las mentes de los débiles, crédulos, rebeldes y apasionados por el placer de vivir engañados en sofismas.
La industria maquinaria de propaganda que constituyen la televisión, el cine, así como otros medios de difusión de mentiras actuadas tiene como objetivo mentar adormecida a la conciencia de las masas, para que no busquen acercarse a la luz del evangelio, la fuente de toda la verdad y en cambio coman los mendrugos disfrazados de viandas en una falsa felicidad y representación.
Tratan temas como el amor, la vida, la muerte, el destino y las relaciones humanas con tanta ligereza que los guionistas -inspirados por el enemigo de Dios y sus propias concupiscencias- desarrollan vomitivas propuestas que todos asumen como verdad o al menos no cuestionan ni emiten juicios de valor sobre el cómo, por qué, cuándo suceden las cosas. Solo evocan sentimentalismos falaces.
Recuerdo que de infante fui un muy incómodo cuestionador del porqué de las cosas. Esto incluía música, programas, películas y videos de los cuales no entendía propósito, contexto, razón de estar y objetivo de información. Luego, tras documentarme y entender me di a la tarea de comenzar a desechar contenido que no me agradaba o me decepcionara. Y así millones de personas a quienes acusan de “aguafiestas” o “escépticos”.
El Espíritu Santo es mucho más profundo y nos lleva incluso, en algunos casos, a entender la mala entraña de los creadores de contenidos sin sentido. Pero por eso el apóstol Pablo habló de los cauterizadores de conciencias, aquellos que buscan desconectar todo lazo de las almas con Dios y buscarle como Padre a través de Jesucristo y con sus bobas explicaciones justificar eventos naturales bajo una óptica condescendiente y mimadora.
El metraje en cuestión no tomó nunca a Dios explícitamente, pero sí una nube, luz y cielo. un alma vagabunda y drama de situaciones que procuran conmover sentires y torcer la conciencia. Lo conducente, amados hermanos, es ser juiciosos en lo que vemos o interactuamos con el oído. Si algo nos gusta, cuidar el entorno espiritual para no terminar siendo pregoneros de pecado. Al principio está bien, pero entre más crezcamos es parte del signo de santidad y renunciación no seamos presas ingenuas de esas manifestaciones sutiles que seducen al engaño y autoengaño.
Cuesta y costará, amados, pero sin sacrificio no hay beneficio y sin Cristo nada podemos hacer. Mejor es la riqueza sobre la vida, el sentir del alma del hombre, la muerte y el destino que nuestro Señor Jesucristo nos puede revelar y no la monserga que el mundo ofrece.
Caminemos confiados, que la mente de Cristo nos llevará a observar todo, tomar lo bueno y desechar lo malo. También a comprender y analizar y enseñar a los jóvenes lo que el Señor nos muestra sobre lo malo y peligros ocultos del mundo.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesucristo sea en su espíritu, queridos lectores, amén.




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