Editorial 575 - Tiempo de Elecciones
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- hace 5 días
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Que la gracia, paz y amor del Señor Jesucristo sea en todos ustedes, amados hermanos, en su espíritu, amén.
Amados hermanos, en muchos países hay oportunidad de realizar la elección de autoridades gubernamentales, según lo que marca la ley en cada soberanía en cuanto tiempo, tipo y periodo. Es una libertad que el Padre desde los cielos ha dado a los hombres para que su libre albedrío se exprese a plenitud; sin embargo, no quita que Dios ejerce su dominio sobre la institucionalización entre los que Él pone y también a quienes quita.
Todos nos convertimos en espectadores, algunos en expertos, otros como meros opinadores sin oficio ni beneficio y también los perversos pérfidos que manipulan tendencias para que sus intereses personales se impongan. No olvidamos a los que se autoexcluyen y quienes nunca están enterados, pero siempre quejándose.
No podemos retraernos de participar en estos tiempos, porque una cosa es que oremos como iglesia y otra que como ciudadanos invoquemos al Padre en el nombre del Señor Jesús para que nos dé luz sobre los mejores cuadros y que se cumpla Su Voluntad.
Mientras el Señor Jesús no venga tenemos que cumplir con estos deberes terrenales y encomendar esta obra a Él, pues somos familia espiritual y nuestro interés debe ser el interés celestial reflejado aquí. Claramente es no involucrar a la iglesia como institución espiritual en actos políticos, es no emitir opiniones a favor o en contra, sino guardarse del mundo y entre hermanos de manera personal tratar estos asuntos de preferencia o rechazo. No aceptar sobornos ni participar en corrupción es lo que hay que vigilar.
No obstante, la mejor elección para nosotros es elegir a Cristo Jesús para que sea realmente nuestro Señor, Salvador y Maestro. Que genuinamente aceptemos que él nos gobierne, nos inspire y sigamos sus mandamientos, nuestra ley espiritual para testimonio en obras de obediencia y fe.
Muy fácil decir “Señor, te alabamos”, “Señor eres lo máximo”, “Te amamos Jesús”, “Dios te adoramos”, pero ¿le obedecemos? ¿confiamos en Él? ¿en Él esperamos? ¿somos fieles? ¿buscamos que nuestra vieja criatura -ya crucificada juntamente con Cristo- termine de morir o la tenemos en terapia intensiva? Nuestro periodo de elecciones es diario. Siempre elegir seguir a Cristo en cualquier evento decisorio. Que Cristo reine con poderes plenipotenciarios; sea autoridad máxima en nuestra conciencia y corazón; viva en nosotros sin restricciones; nos enseñe y edifique mediante la palabra del nuevo pacto, siempre en campaña de convencimiento.
Que nunca dejemos de invocarlo como juez, abogado, médico, asesor, Señor, hermano, amigo, etc. y así estemos en contacto directo con él sin intermediarios. En lo secular a cierto tiempo lo haremos y en lo espiritual sea un gozoso ejercicio espiritual elegir a nuestro amado Cordero Inmolado, para que sea renovada nuestra lealtad siempre. Nunca nos olvidemos de nuestro Señor Jesús, que siempre esté en nuestra memoria, corazón y alma.
Que el amor, la gracia y paz del Señor Jesucristo sea en su espíritu, queridos lectores, amén.
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