Editorial 598: Experimentos sociales
- Cuerpo Editorial

- 18 oct
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Que la paz y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes amados hermanos, en su espíritu, amén.
La soberbia es madre de muchos males, sobre todo de la necia necesidad de ser los primeros y dejar como ignorantes o neófitos al resto.
En la iglesia todos los ministerios están hechos para ser servidores de todos, humildes colaboradores de Dios, el mismo Señor Jesucristo lo dejó dicho cuando declaró en Mateo 20:26 que: Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor que, en otras palabras: el ego, la alcurnia, la sapiencia, la hermosura y habilidades y virtudes humanas valen nada y cero.
O sea, entre menos atractivos y amadores de la atención sean, más útiles serán al evangelio.
¿Pero qué sucede? Al igual que el mundo muchos “cristianos” andan en las redes sociales jugando a ser científicos sociales y ensucian la pureza de la fe y el evangelio creando falsos debates poniendo en entredicho la Verdad de Dios en boca de muertos, zafios y conspicuos tan solo para mantener su imagen “vigente” creyendo que hacen un servicio a Dios.
Hay otros que tienen canales y se ponen a pretender discurrir asuntos del Estado espiritual ante los mundanos, los religiosos, los ateos y los enemigos de la fe, como si así fuese la manera de llegar al corazón de las audiencias.
¿Es que valen más las suscripciones, los “me gusta”, las donaciones y recomendaciones que el poder del Espíritu Santo para mostrar qué hacer, a dónde ir y qué decir?
Ahora resulta que la notoriedad, la fama, el logotipo, la organización, las colaboraciones son más importantes que la discreción, la renunciación al “yo”, la unidad espiritual con Cristo, el poder del evangelio y la ayuda mutua entre las congregaciones. Por eso el Señor Jesucristo, nuestro Señor, Salvador y Maestro lanza esta dura pregunta -no retórica, sino implacablemente llena de verdad y razón-: Cuando el Hijo del Hombre vuelva: ¿hallará fe en la Tierra?
Duras palabras que sentencian el nivel de inteligencia espiritual en aquellos aciagos días.
Por tanto, amados hermanos, no caigamos víctimas de imitar acciones humanas vanas que para nada aprovechan. El Señor necesita verdaderos colaboradores, aquellos quienes confían plenamente en él y llevados genuinamente por el Espíritu Santo usarán en estos días y los venideros, hasta la venida de nuestro Salvador y Maestro, cualquier modo y medio disponibles para llevar eficazmente la palabra de salvación a todos los rincones del mundo.
No se repudia ipso facto el uso de las redes sociales -o cualquier otra tecnología presente o futura disponibles- sino al uso indiscriminado por encima de la revelación propia del Espíritu y sin violar los lineamientos que estableció el propio Hijo de Dios. Lo espiritual trasciende lo material y no al revés. Quien confía más en lo visible que en lo invisible, yerra y peca, porque su corazón no es recto y puro ante Dios Padre.
Que el amor y la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea en su espíritu amados hermanos, amén.




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