Editorial 599 - Las fábulas
- Cuerpo Editorial

- 25 oct
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Que la paz y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes amados hermanos, en su espíritu, amén.
Amados hermanos, en el mundo tenemos muchos tipos de relatos e historias. Algunos son redactados para entretener, otros más para causar diversos tipos de emociones como terror, sentimientos románticos, alegría, tristeza y estupor. Algunos más informan situaciones científicas, otros ven cuestiones filosóficas, religiosas y unos más, cuestiones adversas a la verdad y a lo espiritual.
Tanto unos como otros, en realidad todos, son fábulas o se basan en ellas para relajar la inteligencia y apelar a la comprensión sentimental de bondad y así adentrarse al alma y corazón. Las fábulas entonces son ideas o frases que se usan como semillas para hallar buena tierra en el corazón de las personas y generar simpatías y germinar como creencia o ideología que luego evita la semilla de la palabra de Cristo pueda germinar.
Estas fábulas permiten al “yo” del oyente hallar excusas, justificaciones, pretextos para desoír el mensaje, tener un “argumento” o sentimiento de valor para negarse a escuchar activamente para salvación.
Cada país, cada lengua, cada cultura, cada generación tiene su propio arsenal de fábulas malignas que actúan como los pajarillos que se comen las semillas echadas cuando los colaboradores de Dios llegan a hablar la palabra de nuestro Señor Jesucristo.
Por eso siempre debemos apoyar a estos siervos a orar por todos y cada uno de los hombres, como está escrito. Todos los días, porque no sabemos cuándo les llegará el día de su visitación y por amor, sin saber quiénes son y qué hacen, orar hermosamente por ellos así como alguien oró hermosamente por nosotros en nuestra visitación y fuimos hallados dignos. Así, no debemos dar cuartel alguno al mal y que cause destrozo en la obra de pescar hombres para Cristo.
No solamente pidamos por lo nuestro, los nuestros, nuestros asuntos y problemas. Acordémonos del prójimo, así como el samaritano vio a ese hombre maltrecho y lo llevó a buen recaudo. Porque si el mismísimo Señor Jesucristo no se fijó por quién moría, sino que por amor aceptó que cualquiera pudiese ser salvo por su sangre derramada ¿por qué no hacer ese sacrificio nosotros y renunciar a pensar en nosotros y pensar por esas almas que todavía no son salvas y ya pueden serlo?
Pues el amor cubrirá multitud de pecados y siendo conscientes, consistentes y constantes en este tipo de oración el Padre se regocijará y le damos el valor a la sangre del Cordero que tiene. Y por su Espíritu seremos enseñados a cómo orar en lo tocante en este asunto, en el tiempo propicio y con la fe invertida en este deseo del corazón confesado de labios y con toda la mente, rendirá su fruto en almas traídas a nuestro Señor.
Recordemos que hay que poblar el cielo nuevo y la tierra nueva y qué mejor que apoyando desde nuestra trinchera por toda hermandad aun esperando por ser hallada. Sería maravilloso reunir a toda la familia espiritual lo más pronto posible y aun a los valientes que arrebatan el reino y todas sus bondades.
Que el amor y la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea en su espíritu amados hermanos, amén.




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