El arresto de Jesús, conceptos clave. - Parte 3-3.

Que el amor, la gracia, la paz y el gozo de nuestro Señor Jesucristo sean plenos y rebosantes en ustedes, amados hermanos, amén.

El tiempo llegó, la gracia terminó y ahora comienza la prueba.

Porque es necesario cubrir muchos puntos importantes, el pasaje de Mateo 26:47-56 se verá en tres partes distintas para no tener una entrega demasiado larga, dado que conviene al Espíritu que así sea.

Las partes son: Mateo 26:47-50, luego Mateo 26:51-54 y Mateo 26:55-56 para la honra y gloria de nuestro Señor Jesucristo. En este pequeño lapso de tiempo y espacio (cuestión de minutos) hay mucha materia de mediación en el Señor.

 Y en este último tramo de dos versículos, 55 y 56 le habla a toda la gente que se congregó para ver su caída. Leamos:

 55 En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. 56 Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

El Señor Jesús en su último anuncio de poder les cuestiona: “¿Cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme?” Es decir, les recrimina su hipocresía, maldad y falta de fe. Compraron toda la leuda de los sumos sacerdotes y el sanedrín sin meditar y lo fueron a aprehender como a un ladrón en despoblado. Y esto les dijo a ellos como recriminación, pero ahora se los dice a los futuros pillos y verdaderos malhechores como profecía: ahora sí vendrá como ladrón en la noche a llevarse el valioso tesoro del mundo. Así como él fue arrebatado para ser vituperado por los pecadores, ahora él arrebatará a los salvos de los condenados que estén presente en aquel día y hora. Así pagará al mundo esa ignominia.

Y todavía remata su cobardía y torpeza, su desdichada actuación con cargo en la eternidad: “Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo y no me prendisteis…” En otras palabras, de día y frente a todos nunca tuvieron el valor de hacerlo porque sabían que serían repudiados por el pueblo. Y lo hicieron en la noche y en el despoblado para tratar de encubrir su pecado, pero en el día y la hora que vendrá será ante los ojos de los pecadores y será de gran escándalo, euforia y terror.

Concluye con la Voluntad de Dios dicha por sus padres: “Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas”. Es decir, ya todo era un plan. La profecía debía ser cumplida sí o sí. Ellos estuvieron predestinados para aprehenderlo. Muchos se enfocan en el Iscariote solamente; mas estos también son reos de la sangre de Cristo, porque viendo no vieron, oyendo no oyeron y no tuvieron corazón para creer y fuesen restaurados. Una vez más, por última vez, les recordó que, a la verdad, a través de él se cumplía la promesa divina de reconciliarse con Dios, más en su ceguera ellos caerían en el pozo de la perdición.

Y se cumplió también lo de Zacarías que las ovejas serían dispersas. Los discípulos corrieron despavoridos porque era necesario que salvasen su vida, pues ya el Señor Jesús menguó en poder. Y era un hombre común más y sólo su porción del Espíritu Santo en él mantendría lo que habría de decir. El diablo ya tenía el poder y no podían ellos quedarse para ser también presos.

Así que corrieron y ellos también tuvieron su prueba de fe al estar agazapados esperando señal. Luego veremos lo que acontece: cabe concluir que es una blasfemia pretender o pensar que alguno se hubiera quedado con Jesús, como juzgando a los discípulos por haber huido. Pero por eso había mencionado el mismo Señor Jesús: “a donde yo voy, vosotros no podéis ir”, pues precisamente hablada del proceso de tortura y vejación sufrido por esos seres vasos de deshonra. La copa era para él, nadie más. Ninguna oveja se pierde en Jesucristo.

Que el amor, la gracia, el gozo y la paz del Señor Jesucristo esté en todos ustedes, amados hermanos, amén.