Jesús entregó su vida por nosotros.
- Cuerpo Editorial

- 26 jul
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Amados hermanos nuestros, que la paz, gracia y amor del Señor Jesucristo sea con ustedes, en su espíritu, amén.
Jesús el Cristo, después de haber sido desdeñado y desechado por su pueblo, dejado solo por Poncio Pilatos, a pesar de la advertencia sobre él, y también alejado de sus discípulos, pronto también se verá apartado de Dios, pues por un poco de tiempo será el Cordero Inmolado portador del pecado de toda la Humanidad y eso, ante Dios, es aborrecible y, maldito en su carne, por haber sido colgado en un madero.
Sin haber dormido y comido, descansado y en paz por ya largas 12 horas estaba impuesto ya a salir para su muerte en la cruz en aquel monte afuera de la ciudad de Jerusalén. Su cansancio físico comenzó a cobrar factura. Tan así que Simón, nativo de Cirene quien pasaba por ahí, hombre fuerte y joven llevó esa cruz pesada para que Cristo pudiese seguir su camino.
En Mateo 27:32-56, dice así:
32 Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a este obligaron a que llevase la cruz. 33 Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa: Lugar de la Calavera, 34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo. 35 Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. 36 Y sentados le guardaban allí. 37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS. 38 Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. 39 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, 40 y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. 41 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: 42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. 43 Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. 44 Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él.
45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 47 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama este. 48 Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. 49 Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. 50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.
51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente este era Hijo de Dios.
55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, 56 entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Esta acción tiene su significado espiritual. Jesucristo, en su flaqueza y debilidad fue auxiliado por el Padre en su prisión y flagelo, tuvo misericordia y le proveyó de un ayudador para continuar. Así sucederá con quienes sean probados, perseguidos, examinados por causa de la fe, siempre el Señor nuestro nos proveería en el día negro, en la noche oscura a quien de fortaleza mientras no sea la hora de entregar el espíritu.
Llegando al Gólgota, el lugar de la calavera, su lugar de muerte, le dieron hiel con vinagre para de alguna forma, saciase su sed, ya más que evidente. Esto se dijo en Salmos 69:21 también por el Espíritu. Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre. Simbolizan la hipocresía de las personas que fingen ayudar, apoyar. Dejan solo al colaborador de Dios muchos tibios y cobardes, aquellos que fingen amor y al primer desaguisado huyen y se esconden por temor.
Una vez probado, se desecha, porque nadie puede aceptar eso. Jesús entonces, aprendió paciencia y tolerancia. Sus fuerzas ya menguaban porque nada había comido, pero ese par de sustancias le hicieron de nuevo entrar en razón, consciente de que todavía faltaba más de atropellos y aflicción.
Se realiza pues el acto ominoso, el clavarlo y levantarlo, ahora sí como aquella serpiente en tiempos de Moisés. Aquella serpiente fue alzada (y que se constituyó como el símbolo de la medicina, aunque algunos la atribuyen a los griegos) para curar y sanar a la mortandad entre el pueblo, ahora este cordero fue levantado para eliminar la mortandad de la Humanidad cuyo símbolo es el sello en cada corazón que nunca se borra y da el pasaje directo a la eternidad.
Se cumple, luego una profecía dicha hace siglos: el Salmo 22. En los primeros 18 versículos, describe a la perfección el Espíritu lo que padeció nuestro Señor estando en la cruz colgado. Y no, no fue revelado después sino antes, para avergonzar al enemigo y a los enemigos del Cordero. Habla el salmo con la frase de poder: ¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has desamparado?, verso que los sacerdotes infames no entendieron habiéndolo leído muchas veces.
Justamente la afirmación de que nuestro Señor aceptó la maldición mortal al ser colgado se encuentra en Salmos 22:6-8 junto con otro contexto que luego veremos más adelante. Por si fuera poco, sobre su cabeza una tabla pegada, escrita en varios idiomas, para escarnio y burla al pueblo y pretendiendo ser una burla a Dios. “ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS”. El Espíritu lo escribe en mayúsculas, porque es importante reseñar que ese pueblo malagradecido así quiso ver a su Rey elegido por Dios. Una deshonra que nunca se podrá borrar hasta que ese mismo Rey de Reyes descienda del cielo. Pero hasta hoy, ese mensaje oprobioso queda y permanece y nunca podrá ser borrado porque así ellos desearon y así Dios se los dejará ver. Por eso Dios cortó de tajo todo lazo con esa religión judaica. Rechazaron Su Divinidad y ahora Su autoridad.
Luego, dos ladrones a su lado al mismo tiempo que él, condenado y martirizado como criminal, como malhechor, como ladrón siendo él todo inocente, justo y manso. Esto simboliza la condición santa de Cristo, quienes algunos perversos todavía lo consideran mortal y parcial. No le dan su distinción de ser parte de la Deidad y no lo suben de predicador, filósofo, revolucionario, pensador y agitador.
Y aquí viene a colusión el segundo contexto de Salmos 22:6-8. Pensaron, creyeron y supusieron que algo mágico sucedería, pero no. En su maldad tentaron a Dios a que lo bajara, se burlaron de él diciendo y pensando que tuvo poder para sanar a otros, pero no a sí mismo.
Maquinaron que si él predicaba mucho a Dios tal vez le libraría, se mofaron al ver que nada acontecía. Como no fue conforme a su torcido corazón le odiaron y despreciaron desde sus entrañas.
Y por esto amados nuestros, es que el que se quiera meter en cumplir la ley, anatema es. Porque este Salmo no se puede cumplir. No se puede ser de quienes le escarnecen y al mismo tiempo los que por él somos salvos. Maldición y condenación se agencia el alma tonta y malvada que cree que con los antiguos mandamientos se agrada a Dios. El pueblo no leyó y no creyó estas palabras. Al día de hoy, les es velado que este Salmo ya se cumplió. ¿Cómo se puede cumplir algo que ya aconteció?
Entre el pueblo existieron aquellos oidores quienes no estaban entre los escogidos quienes le recordaron su profecía de levantarse al tercer día, pues le condicionaban su relación con Dios si bajaba o no de la cruz. Mediten en el Espíritu: ¿cuál sería el efecto de bajar de la cruz, de ser posible? Ciertamente se ganaría el terror de todos y el espanto. No creerían, sino que se arrodillarían no por fe, sino por miedo y el diablo hubiese ganado. La única forma de ser librado era muriendo, pues él tenía que ir al seno de Abraham, más adelante se dirá qué aconteció después de la muerte de Cristo.
Ahora, los sacerdotes del mal, envilecidos y con el sentimiento de victoria, cumplieron con el costo de su alma el versículo 8 del mismo Salmo 22. En ellos no hubo amor. Mataron a Cristo en su corazón mucho antes de la crucifixión. Ahora, solo les complacía y extasiaba ver fuera hecho realidad el deseo de sus entrañas.
Los ladrones en un primer instante, también le injuriaban que, si era tan poderoso para ser tan cercano a Dios en sus dichos, podría bajar y bajarlos a ellos junto con él. Por el momento, es todo lo que hay que decir de ellos, pues en los otros evangelios hay revelación de lo que aconteció con ellos.
Tres largas horas de suplicio, de agonía y esas palabras del Salmo 22 en la mente del Señor en su dolor, con una oscuridad total, tinieblas, un eclipse se dice, en toda la tierra. El mundo fue conmocionado ante tal portento, aunque luego su maldad no les permitió pensar, sino solo odiar y asentir en la muerte del Justo. Esta señal significa que la Humanidad a partir de este momento está ciega. Solo a través de Jesucristo puede volverse a la luz y este evento se convertirá luego en doctrina espiritual: que quienes son falsos maestros son ciegos guiando ciegos al abismo.
Pasado ese tiempo, Jesús clama la frase del versículo 1 del referido salmo en otra lengua, que quienes cercanos a la cruz medio le oyeron y no entendieron. Jesús llamó a Dios por Su nombre en lengua audible, pero para ellos les fue velado el raciocinio. Entendieron que podría ser Elías y ahora esperaron a ver si él podría aparecer y salvarlo. Atiende pues el cumplimiento de otra profecía, ahora en el Salmo 69, versículo 21 cuando le ofrecen hiel de beber, que también complementa el anterior instante que le ofrecieron hiel y vinagre. De hecho, también relata el sufrimiento verdadero de Cristo el Salmo 69:1-21, no como la religión abominable y perversa lo quiere hacer ver.
¿Por qué sufrió Cristo en la cruz, entonces? Bueno, por el Espíritu Santo en su revelación será tema para otra ocasión.
Ya en la hora novena, Jesús, clama a gran voz que consumado era y por fin, dejó de respirar. Su corazón dejó de latir y por única vez, experimentó el proceso espiritual de la muerte, cuando se desprende del cuerpo. Es aquí donde Jesús va hacia dónde van los hombres que mueren: al Seol.
¿Qué hizo ahí? Rápidamente puede mencionarse que descendió a visitar y predicar que el tiempo de la gracia había llegado para consuelo y regocijo de los antiguos y para establecer el nuevo orden en el lugar de los muertos. Abraham sería por fin consolado y liberado de tener ese seno a su cargo y ahora todas las almas al gozo de ver el Cielo nuevo y la Tierra nueva dicho por el mismo Jesús. En tres días, Jesús reedificó el templo verdadero: la iglesia, el cuerpo de Cristo y la novia del Rey de Israel para desposarlo el día de las bodas del Cordero.
Pero regresando a la Tierra, justo en el momento en que Jesús hombre expiró, ocurrieron cuatro hechos simultáneos:
Un poderoso terremoto,
Rompimiento de piedras y rocas,
Resurrección de justos,
Rasgadura del velo del templo.
De estos hechos, en un siguiente tema de hablará de ellos. Para finalizar el pasaje, decir que el Espíritu permitió que muchas mujeres fueran parte del servicio, lo cual, eliminó su exclusión de ciertos deberes, y que ahora en Cristo las mujeres pueden aspirar a servirle.
Claro, hay que leer el nuevo pacto, pero ese amor que ellas profesaron, esa lealtad y fervor no quedó en el olvido y por eso son mencionadas. Entre ellas, María Magdalena, María la madre de Jacobo y José y la madre de los hijos de Zebedeo. ¿Por qué resalta el Espíritu el nombre de “María”? Porque María significa amargura, por tanto, el servicio al Señor en cualquiera de sus funciones implica amargura, es decir, pruebas, sacrificio, oración, santidad y renunciación. Amargura es porque hay que renunciar a todo placer mundano y mujer que no sienta ese llamamiento sincero, mejor que se quede casada o bien, obediente a sus padres. Y la mujer que no sienta amargura por servir al Señor, estará consagrada al verdadero servicio y no a falsas acciones o simulaciones.
Que la paz, gracia y amor de nuestro Señor Jesucristo sea en todos ustedes amados lectores, amén.




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